Daniel Hagari, portavoz de las FDI, apareció en pantalla durante la transmisión de la liberación de Romi Gonen, Emily Damari y Doron Steinbrecher, destacando la emotiva frase: “Están en nuestras manos”. Esta declaración, evocando el icónico mensaje de 1967 tras la captura del Muro Occidental, generó fuertes ovaciones entre miles de personas congregadas en la Plaza de los Rehenes, en Tel Aviv.
La multitud presenció en silencio la transmisión en vivo, interrumpido ocasionalmente por cánticos y canciones como “¡Todos ellos, ahora!” y “Am Yisrael Chai” (Larga vida al pueblo de Israel). Finalmente, imágenes de las tres mujeres liberadas en un solo vehículo desataron lágrimas y gritos de alegría. Una sonrisa de Damari, captada en pantalla, conmovió profundamente a los presentes.
Sin embargo, escenas de combatientes armados de Hamás escoltando el vehículo generaron preocupación. “Siento alivio, pero ver a Hamás así asusta”, expresó Gila Levitan, psicoterapeuta australiana. Otros compartieron inquietudes sobre la seguridad de los rehenes y la capacidad de Hamás para controlar a las multitudes palestinas.
La guerra, que comenzó en octubre de 2023 con un ataque masivo de Hamás que mató a 1.200 personas y llevó al secuestro de 251 rehenes, sigue dejando huellas profundas. A pesar de la eliminación de líderes clave del grupo, este mantiene influencia bajo Mohammed Sinwar. Aunque funcionarios estadounidenses minimizan el resurgimiento de Hamás, informes recientes sugieren que el grupo ha recuperado combatientes perdidos.
Imágenes aéreas mostraron que la escolta de Hamás era menos numerosa de lo que parecía inicialmente. Sin embargo, la entrega de las tres mujeres recordó liberaciones previas, como la tregua de noviembre de 2023, cuando 105 rehenes fueron liberados. En esta ocasión, las mujeres fueron entregadas con mapas de Gaza y certificados de cautiverio.
Entre los presentes, Hodaya expresó su preocupación por el alto precio del acuerdo, que implica la liberación de 2.000 terroristas palestinos presos, incluidos condenados por ataques terroristas. No obstante, consideró que salvar vidas justifica cualquier costo. Shay Dickmann, prima de una víctima, compartió sentimientos encontrados al recordar a su ser querido que podría haber sido liberado en treguas previas.
Para algunos, como Adi, reservista israelí, la liberación no significó tranquilidad. Insistió en no confiar en Hamás y temer por los rehenes restantes. Otros asistentes, como Shmuelik Warshaw y su hija Einav, destacaron la unión del pueblo israelí en un momento tan trascendental.
El destino de los 94 rehenes restantes sigue siendo incierto. Mientras familias y amigos continúan exigiendo su regreso, manifestaciones semanales en la Plaza de los Rehenes mantienen viva la esperanza de su liberación.