El general de brigada (res.) Itai Brun, antiguo jefe de investigación de inteligencia militar de las FDI, alerta de que los fallos sistémicos que llevaron a la incapacidad de Israel para prever el ataque de Hamás requieren un cambio profundo, no solo el reemplazo de altos cargos.
En una entrevista reciente, Brun subrayó la necesidad de transformar la cultura de recopilación y análisis de inteligencia, así como de replantear la interacción entre el liderazgo político y las fuerzas de seguridad. Abandonó su puesto en 2015, pero regresó temporalmente el 8 de octubre de 2023, cuando el sistema de inteligencia reconoció su fracaso. Según Brun, “toda una red de entendimiento se había derrumbado en segundos”.
Aunque la comunidad de inteligencia admitió errores al ignorar la posibilidad de un ataque masivo de Hamás, persistieron falsas concepciones sobre las intenciones del grupo, incluso tras los eventos de octubre. Brun señala que la inteligencia israelí subestimó el deseo y la capacidad del eje liderado por Irán para destruir a Israel. “No comprendieron este cambio”, afirmó.
El exceso de datos, que reforzaban la idea de que Hamás estaba disuadido, llevó a desestimar advertencias claras. Incluso documentos como el material del Muro de Jericó, que mostraban planes de ataque, no lograron romper esa percepción. “La red estaba convencida de que sabía y no podía aceptar que estaba equivocada”, añadió.
Desde 2017, Hamás había comenzado a planear un ataque como el del 7 de octubre, según Brun, mientras que en 2021 aumentó la confianza del eje liderado por Irán en su capacidad de dañar gravemente a Israel. Sin embargo, la inteligencia israelí seguía creyendo en su invulnerabilidad.
Brun describe este cambio de confianza entre los enemigos de Israel como un “cambio histórico” que fue ignorado. Entre los factores que lo propiciaron, menciona el aumento de las capacidades de Hezbolá, una mayor cohesión dentro del eje iraní y la percepción de una menor fortaleza de Estados Unidos. Esto, junto con el reconocimiento de que podían infligir mayores daños, alimentó la confianza del enemigo.
Además, el general destaca la falta de comunicación entre líderes políticos y militares. Según Brun, “una falta de confianza impidió aclarar las evaluaciones” dentro de la comunidad de inteligencia, lo que exacerbó los errores.
“La lección central”, afirma Brun, “es que el fallo no fue de una noche ni de un grupo específico. Fue algo mucho más amplio”. Señaló que la ceguera respecto a los cambios en Gaza y en el eje iraní duró años. “Estuvimos ciegos antes de esa noche”, recalcó.
Aunque evitó atribuir culpabilidad política, Brun destacó que todo el sistema israelí contribuyó a la falsa percepción de que Hamás estaba disuadido. Contrapuso los éxitos recientes contra Hezbolá, como la eliminación de Hassan Nasrallah, a los fracasos del 7 de octubre, que reflejan “dos capacidades muy diferentes”.
El ataque de Hamás reveló un fracaso estratégico prolongado en comprender las estrategias enemigas y en detectar cambios en sus objetivos. “Algunas personas pudieron haber funcionado mejor, pero estoy describiendo algo más profundo”, aseguró Brun. Reemplazar a los responsables no solucionará el problema, que reside en la cultura y el sistema.
Cuando se le preguntó si los errores de 1973 y 2023 podrían repetirse, Brun respondió categóricamente: “Sí, puede volver a pasar, y esa debe ser nuestra suposición fundamental. Necesitamos cambiar la cultura y todo el enfoque para asegurarnos de que no vuelva a suceder”.
Finalmente, al ser interrogado sobre si cree que este cambio fundamental se llevará a cabo, Brun se mostró optimista: “Sí”.