Israel podría sufrir en cualquier momento un gran terremoto que derrumbaría miles de edificios, a menos que invierta miles de millones de dólares en reforzar las viejas estructuras de todo el país.
Según el Dr. Ittai Kurzon, sismólogo del Servicio Geológico de Israel, el gobierno debe invertir 10.000 millones de dólares para reforzar los edificios e infraestructuras construidos antes de 1980.
Deben rebuscar “en sus bolsillos y hacer un plan con 10.000 millones de dólares —no millones, miles de millones— que refuerce la construcción, los hospitales, las escuelas y todos esos edificios tan antiguos donde vive mucha gente”, declaró Kurzon a The Media Line. “Eso es algo que debería hacer el gobierno”.
Israel se encuentra en la Falla Sirio-Africana, siendo la Falla del Mar Muerto su principal fuente de actividad sísmica.
Aunque actualmente es imposible predecir con exactitud cuándo o dónde se producirá el próximo gran terremoto, históricamente el país ha tenido un acontecimiento de este tipo una vez cada siglo por término medio.
El último gran seísmo tuvo lugar en 1927, mató a casi 300 personas y causó grandes daños en Jerusalén, Jericó y otras ciudades.
“Ocurrirá en algún lugar entre Eilat y Metula, en la Falla del Mar Muerto o en la Falla del Carmelo”, advirtió Kurzon. “Ocurrirá y tenemos que prepararnos para ese momento”.
El plan de construcción de 10.000 millones de dólares, dijo Kurzon, podría repartirse en varios años para disminuir la carga económica. Representa una suma mucho menor de lo que Israel tendría que gastar tras un gran seísmo si no hace nada para prepararse.
Los costes de reconstrucción en Turquía, por ejemplo, se espera que alcancen más de 34.000 millones de dólares en daños físicos directos, según estimaciones del Banco Mundial. Un informe publicado por la Confederación Turca de Empresas y Negocios cifraba esta cantidad en 84.000 millones de dólares.
Advertencias de expertos y organizaciones gubernamentales israelíes
En Israel, el director del Comité de Preparación para Terremotos, Amir Yahav, advirtió recientemente a una comisión parlamentaria que los daños de un terremoto costarían al país 41.000 millones de dólares y que la prevención sería una alternativa mucho más barata.
Por su parte, el Ministerio de Educación afirmó que unas 1.600 escuelas corren el riesgo de derrumbarse en un seísmo de gran magnitud y solo 87 han sido reforzadas. Mientras tanto, Haim Bibbs, presidente del Centro de Gobierno Local, dijo a los legisladores a principios de este mes que unas 800.000 viviendas están en peligro y requieren un presupuesto urgente del Estado para evitar que se derrumben en caso de terremoto.
Kurzon dijo que hasta ahora no se había hecho mucho para prepararse para el grande.
“Los terremotos no matan, los edificios sí”, dijo. “Realmente espero no ver las mismas imágenes [en Israel que vimos en Turquía], pero aun así, cuando miro la situación, digo que habrá un evento de magnitud 6 o 6,5 aquí y eso será suficiente para causar daños muy grandes en Israel en vidas y construcciones”, afirmó Kurzon. “Va a ser un gran desastre”.
Actualmente, la primera línea de defensa de Israel es un sistema de alerta temprana de terremotos llamado TRUAA.
¿Qué es TRUAA?
Lanzado en 2017, este sistema se basa en una red de 120 sensores en todo el país para monitorear el suelo en tiempo real y detectar incluso el más pequeño de los temblores.
“Este sistema funciona de forma similar al sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro”, explica a The Media Line la doctora Hila Navon, sismóloga del Servicio Geológico de Israel. “En cuanto empieza un terremoto, en tres segundos podemos enviar una alerta sobre su localización y magnitud. Esto da a la gente algo de tiempo [para prepararse] antes de que surjan las ondas sísmicas más destructivas, que son las que tienen más probabilidades de causar daños. El tiempo de que dispone la gente depende de la localización del seísmo y de su magnitud”.
Aunque la TRUAA puede hacer llegar la información al público con rapidez, no puede predecir dónde, cuándo o con qué intensidad se producirá un terremoto.
“Para predecir un terremoto necesitamos tres datos clave: Necesitamos saber dónde se producirá, cuándo se producirá y qué magnitud tendrá”, especificó Navon. “En Israel y en el mundo, aún no tenemos capacidad para predecir estas tres cosas”.