El gabinete autorizó el miércoles al servicio de seguridad del Shin Bet a continuar por una semana más su programa de rastreo telefónico de israelíes con el propósito de combatir la pandemia del coronavirus.
El gabinete, que se reunió por teléfono, extendió la orden de emergencia hasta el 14 de abril, permitiendo a la agencia de espionaje nacional recopilar información de teléfonos celulares privados para facilitar la respuesta de Israel al coronavirus, que ha infectado a más de 9.400 personas en el país.
La declaración del gabinete dijo que la medida era “necesaria para permitir que la policía continúe supervisando y haciendo cumplir eficazmente la orden de aislamiento”.
Los grupos de derechos habían impugnado la medida y el Tribunal Superior de Justicia emitió un mandamiento judicial provisional hasta la formación del Subcomité de Servicios Clandestinos de la Knesset para supervisar la vigilancia digital, que se reunió a finales de marzo.
En las últimas semanas, el organismo de seguridad interna ha estado trabajando con el Ministerio de Salud para seguir los movimientos de los pacientes con coronavirus utilizando las masas de datos telefónicos y de tarjetas de crédito de que dispone, que por lo general no se le permite utilizar por motivos distintos de la lucha contra el terrorismo.
El Shin Bet subrayó que su poderoso programa de vigilancia de masas, que se basa en grandes cantidades de datos recogidos de los teléfonos móviles de los israelíes y otras herramientas digitales, solo se utilizaría con el fin de luchar contra la pandemia.
Bajo las regulaciones públicas del gobierno, el servicio de seguridad no está autorizado a continuar usando los datos después de que el programa termine, aunque el Ministerio de Salud está autorizado a usar la información durante 60 días más para fines de investigación, presumiblemente para rastrear el camino del brote.
El rastreo, que utiliza datos de localización de teléfonos celulares, datos de compra de tarjetas de crédito y otra información digital, tiene por objeto alertar y ordenar a las personas en cuarentena que estuvieron a menos de dos metros, durante 10 minutos o más, de alguien infectado con el virus en las últimas dos semanas.
Las nuevas medidas utilizan la tecnología de rastreo cibernético que antes solo se permitía para rastrear a los sospechosos de terrorismo.