Un film ficcional sobre un robo de antigüedades en una antigua ciudad jordana provocó una indignación generalizada por la descripción que se hace en la película de los lazos históricos entre los judíos y Jordania, lo que llevó al gobierno a suspender la producción de la película.
Basada en un libro del mismo nombre, la película “Jaber” sigue a un niño jordano que descubre una piedra rosada en la ciudad de Petra, con una inscripción hebrea en ella.
Se propone venderla al mejor postor, pero las partes interesadas en Israel se enteran del hallazgo, enviando a un grupo de crimen organizado ruso a perseguir al muchacho y recuperar la piedra a cualquier precio.
Los opositores de la película dicen que el simple hecho de hablar de una presencia judía histórica en Jordania podría abrir la puerta a las reivindicaciones territoriales israelíes sobre el Reino Hachemita.
Señalan las reivindicaciones de Israel sobre Judea, Samaria y el Este de Jerusalén -territorios conquistados por la guerra y reclamados por los árabes que desde 1967 se autodenominan palestinos– que, según Israel, tienen sus raíces en lazos judíos milenarios, apoyados por descubrimientos arqueológicos.
Aunque este escenario es poco probable en Jordania, las preocupaciones reflejan la hostilidad que los jordanos sienten hacia Israel a pesar del acuerdo de paz de 1994 entre los dos países.
“Cualquier conversación sobre la historia judía en Jordania podría dar lugar a reivindicaciones políticas”, dijo Ali Elayan, que tenía previsto interpretar a un policía jordano en la película, pero se retractó por su oposición a la trama. “Eso es lo que pasó en Palestina”.
Israel capturó Judea, Samaria y el Este de Jerusalén, entonces bajo control jordano, en la guerra de 1967 en Oriente Medio.
Los árabes que, antes de 1967 no se autodenominaban palestinos, reclaman Judea y Samaria para su futuro Estado, junto con el Este de Jerusalén y la Franja de Gaza.
Desde la firma del histórico acuerdo de paz, Israel y Jordania han desarrollado vínculos discretos pero estratégicos en materia de energía, agua y seguridad.
Pero la relación se ha puesto a prueba en los últimos años. El año pasado, el Rey Abdullah II de Jordania decidió no renovar partes del acuerdo de paz sobre el acceso a las tierras agrícolas.
Y hace dos años, se desencadenó una crisis diplomática cuando un guardia de la embajada israelí en Ammán fue atacado por un jordano y respondió con disparos, matando a dos; el atacante jordano y un civil que recibió un disparo perdido.
Israel intercambió a su embajador en el reino y expresó su “profundo pesar” por el incidente. El guardia, que alegaba defensa propia, fue recibido como un héroe en Israel, lo que enfureció a los jordanos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel se negó a comentar la controversia que rodeaba el film.
Aunque hay amplia evidencia arqueológica de la presencia judía en Jordania, solo un grupo de derecha de la sociedad israelí busca ambos lados del río Jordán como parte de Israel.
La inmensa mayoría de los israelíes no reclaman tierras jordanas y valoran mucho el acuerdo de paz.
Los jordanos comunes -muchos de los cuales hoy también se hacen llamar palestinos– ven a Israel con animosidad.
La película iba a comenzar a rodarse este mes, cuando los actores comenzaron a abandonar el guion y a utilizar los medios de comunicación social para emitir sus críticas, lo que provocó una protesta pública.
Aprovechando la ola de opinión pública en contra de la película, el gobierno exigió que el director, Muhyiedeen Qandour, detuviera el rodaje hasta que una comisión oficial estudie el guion y emita recomendaciones al respecto. No está claro cuánto tiempo puede tomar.
Qandour dijo a The Associated Press que la película no tiene ningún trasfondo político. Rechazó las críticas de que invita a las reivindicaciones territoriales israelíes.
“Muchas civilizaciones pasaron por el Jordán histórico. No se les ve ahora volviendo a reclamar partes del país porque estuvieron aquí una vez en el pasado”, dijo. “El argumento hecho por algunos sobre la película es simplemente ingenuo e incluso infantil”.
Pero los opositores siguen siendo escépticos.
“No estamos en contra de los judíos como judíos, pero sí en contra de Israel como potencia ocupante que utiliza la religión para tomar tierras ajenas”, dijo Sari al-Asaad, ex director de la Asociación de Actores Jordanos, que se opuso a la película y presionó para que sea desechada.