El viernes, una pareja de Jerusalén fue encontrada muerta en un aparente caso de asesinato-suicidio, tras haber comenzado el proceso de divorcio. El hijo mayor, de 13 años, halló a sus padres sin vida en su hogar luego de escuchar disparos.
El niño, uno de los cuatro hermanos, encontró a los cuerpos en el suelo. La familia, de tradición haredí, tenía antecedentes relacionados con armas, ya que el padre había obtenido una licencia para poseerlas en julio de 2023.
Vecinos informaron a Ynet que la pareja había iniciado los trámites de divorcio en el rabinato y que existía una tensión evidente entre ambos. La emisora pública Kan agregó que la mujer había solicitado el divorcio.
Los residentes del vecindario indicaron que ella era activa en la comunidad, donde lideraba proyectos de ayuda social. Según un vecino, “ella organizaba semanalmente grupos de voluntarios para preparar alimentos y apoyar a las madres recientes que regresaban del hospital”.
La policía sospecha que el hombre de 38 años disparó a su esposa de 35 antes de suicidarse. Informes de Kan sugieren que la mujer recibió dos disparos, lo que refuerza la hipótesis de que fue asesinada por su esposo, quien luego se disparó a sí mismo.
No existían denuncias previas sobre violencia doméstica ni registros de la familia en los servicios sociales, según las autoridades.
El Observatorio Israelí sobre Femicidio, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, reportó que el año pasado 23 mujeres fueron asesinadas en Israel por motivos de género. De acuerdo con el Observatorio, el 55% de los presuntos homicidas eran esposos o parejas de las víctimas.
También se incluyen en su conteo feminicidios relacionados con crímenes de honor, matricidios y otros asesinatos perpetrados por familiares. Sin embargo, no se toman en cuenta muertes por terrorismo o accidentes.