Un magistrado de Rishon Lezion ordenó el miércoles prolongar por seis días la prisión preventiva de un hombre de 63 años, sospechoso de intentar secuestrar a una menor etíope en Beersheba. La policía verifica si existe relación con la desaparición de otro niño etíope, Haymanut Kasau, ocurrida hace casi dos años.
La detención se produjo tras un presunto intento de secuestro el lunes en Beersheba. Una cámara de seguridad instalada frente al apartamento de un vecino registró el episodio. Las grabaciones llegaron al Canal 12 y salieron al aire el martes por la noche, pese a la orden de silencio que rige el expediente.
En el video se ve a un hombre con el rostro difuminado que se acerca al apartamento y llama a la puerta, que se abre. Pronuncia palabras inaudibles para la cámara y aparenta introducir la mano en el interior. La secuencia se interrumpe y, al reanudarse, muestra a una figura que grita y huye por el pasillo mientras el hombre corre detrás, según las imágenes difundidas.
La menor relató a Haaretz el martes los momentos entre el llamado a la puerta y su salida del domicilio. Según su testimonio, el hombre entró al apartamento y se sentó en el sofá; la tocó, la abrazó y le tomó la mano. Ella abrió la puerta, escapó y gritó, lo que alertó a vecinos que después llamaron a la policía.
La joven agregó que conocía al hombre desde Safed, ciudad en la que su familia vivió hasta inicios de este año. Ese antecedente dio contexto al reconocimiento del sospechoso y se sumó a otro dato relevante: la familia se mudó a Beersheba desde Safed a comienzos de este año, hecho que alimentó la sospecha de un vínculo con la desaparición de Kasau, quien se perdió a los nueve años desde un centro de absorción de Safed en febrero de 2024. “Es amigo de mi padre, que hoy está en Etiopía. Estuvo con nosotros, fue amable, todo el mundo le conoce. Es la primera vez que intenta llevarme por la fuerza”, dijo.
Tesfai, padre de Kasau, señaló a Haaretz el martes que el sospechoso también residía en Safed en el periodo en que Haymanut desapareció. Esa coincidencia reforzó las dudas que los investigadores ya habían planteado durante el avance del caso.
Tras la detención, el miércoles se impuso una amplia orden de silencio que cubre la mayoría de los detalles del expediente judicial y policial. Aun así, medios hebreos informaron que la hipótesis de una implicación del hombre en la desaparición de Kasau surgió durante la audiencia de prisión preventiva celebrada ese mismo día en el Tribunal de Magistrados de Rishon Lezion. En su resolución, la jueza Dori Saban-Noy sostuvo que existía una sospecha razonable contra el detenido tanto por el posible secuestro como por la desaparición de Kasau, según la emisora pública Kan.
Abogados de la Oficina del Defensor Público, representantes del sospechoso, afirmaron a Kan que su defendido carece de antecedentes penales y lo describieron como un ciudadano respetuoso de la ley, aunque evitaron ofrecer más detalles por la orden de silencio. Según el Canal 12, el hombre negó haber vivido en Safed en el momento de la desaparición de Haymanut y rechazó todas las acusaciones presentadas por las autoridades.
Kasau apareció por última vez en cámaras de seguridad a las 19:45 del 25 de febrero de 2024, mientras repartía folletos electorales municipales frente al centro de absorción de la Agencia Judía, donde residía desde su llegada desde Etiopía tres años antes. La descripción indica que mide 1,20 metros, tiene contextura delgada, cabello oscuro y ojos oscuros. El día de su desaparición vestía pantalones rosas, falda negra y camisa blanca.
El martes, la Policía de Israel anunció el traslado del caso a la Unidad de Crímenes Mayores Lahav 433, decisión que no pareció guardar relación directa con los acontecimientos recientes. Durante 21 meses, el expediente de Haymanut registró escasos avances: ni las cámaras de seguridad ni los testimonios vecinales aportaron resultados y decenas de pistas seguidas por la policía terminaron sin éxito.
La familia pidió de forma reiterada que el caso se catalogara como secuestro y no como desaparición, al considerar insuficientes los esfuerzos policiales. La policía respondió que ya agotó las posibilidades y que una reclasificación no abriría nuevas líneas.
