El líder del Likud, Benjamín Netanyahu, pondrá finalmente en funcionamiento la controvertida versión israelí del Air Force One si llega a ser primer ministro como se espera, informó el viernes el Canal 12 de noticias.
Ningún primer ministro o presidente ha volado nunca en el avión, ya que el primer ministro Yair Lapid, el presidente Isaac Herzog y el ex primer ministro Naftali Bennett han optado por no utilizar la aeronave, que fue encargada bajo el mandato de Netanyahu y está estrechamente relacionada con él.
El avión fue abandonado por el gobierno actual, y Lapid planeó que todos los mecanismos defensivos de alto nivel fueran retirados del avión para que pudiera ser vendido para uso civil.
Sin embargo, finalmente la única herramienta que se retiró fue un sistema de defensa antimisiles que pudo ser reinstalado, según el informe.
El Canal 12 dijo que había algunos “problemas burocráticos” que debían arreglarse antes de que el avión pudiera ser utilizado, pero se esperaba que se resolvieran.
El proyecto de aproximadamente 750 millones de NIS (216 millones de dólares), apodado “Ala de Sión”, tardó años en ser equipado y estaba destinado a ser utilizado por los jefes de Estado israelíes para asuntos oficiales.
Sin embargo, en mayo, el Ministerio de Defensa anunció que almacenaba el Boeing 767 apenas unos meses después de que el avión recibiera la aprobación final para su despegue.
En un informe mordaz publicado en marzo, el interventor del Estado, Matanyahu Englman, dijo que el coste de un vuelo medio a bordo del nuevo avión sería casi el doble que el de fletar un jet privado para asuntos oficiales.
Englman también criticó la demanda de un avión con capacidad para 100-120 personas, a pesar de que el vuelo medio de un primer ministro sólo contiene 61 personas.
No obstante, Englman dijo que el nuevo avión supone “una clara mejora respecto a la situación anterior… en el nivel de seguridad, incluida la defensa del avión y la seguridad de la información”. Otros han observado que los costes previstos de los futuros vuelos declarados por el interventor incluyen los costes ya hundidos en su creación.
Tras el informe del interventor, Lapid pidió públicamente la venta del “Ala de Sión”, diciendo que “representa todo lo que era corrupto y estaba roto en el gobierno de Netanyahu”.
El avión Boeing 767 de 20 años de antigüedad, que fue objeto de importantes renovaciones, incluye un despacho privado para el primer ministro, un dormitorio con baño y ducha, una cocina totalmente equipada, una sala de reuniones e incluso una “sala de guerra”.