El primer ministro provisional de Líbano afirma que el tiempo es esencial para evitar que la guerra entre Hamás e Israel “se descontrole” y afecte a Líbano y a toda la región.
Al parecer, Najib Mikati ha estado luchando con los gobiernos internacionales para mantener al Líbano alejado de la guerra, ya que los terroristas del grupo Hezbolá han estado disparando cohetes y misiles hacia Israel desde el inicio de la guerra, el 7 de octubre.
Hasta ahora, los enfrentamientos se han limitado sobre todo a las zonas fronterizas.
Sus comentarios se producen días antes de que el líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, pronuncie su primer discurso desde el comienzo de la guerra.
Líbano atraviesa una situación de parálisis política y agitación económica, por lo que muchos temen las consecuencias de una guerra en toda regla en este país en crisis.
Mikati, que cuenta con el apoyo de Hezbolá, condena tanto los ataques israelíes en el sur del Líbano como los perpetrados en la Franja de Gaza.
“Es necesario un alto el fuego humanitario de cinco días, en el que pueda haber conversaciones internacionales activas para asegurar el canje de prisioneros y alcanzar una tregua permanente con el fin de llegar a un acuerdo sobre las condiciones para la paz regional”, afirma Mikati antes de una reunión del gobierno.
“Basta de guerra en Líbano, porque estamos con la opción de la paz”, afirma Mikati.
Israel y Hezbolá libraron una guerra de un mes en 2006, en la que miles de cohetes de Hezbolá bombardearon ciudades del norte y se cobraron la vida de 165 israelíes, 44 de ellos civiles. Murieron más de 1.100 libaneses, tanto combatientes de Hezbolá como civiles.
Israel calcula que Hezbolá, apoyado por Irán, tiene unos 150.000 misiles apuntándole.