Junto con las manifestaciones en la plaza Dizengoff de Tel Aviv, también se realizaron protestas en Jaffa contra la oración masiva celebrada por estudiantes de yeshiva en una zona pública en beneficio de los residentes locales.
Barak Leibovich, miembro de la comunidad religiosa de Jaffa, habló sobre el suceso en una entrevista con Israel National News.
Leibovitch aclara que se trata de una oración que se celebra tradicionalmente desde hace varios años, incluso antes de que el coronavirus impidiera la participación de la gran multitud que acude a los rezos. “No paran de decirnos ‘por qué no rezáis en las sinagogas’ y ‘por qué salís fuera’. Las sinagogas de Tel Aviv son muy pequeñas. En un Shabat normal, nuestra sinagoga tiene 40-50 asientos y cuando somos 300-400, tenemos que salir fuera. No celebramos la oración en la plaza del Reloj ni en otro lugar céntrico, sino en el borde de un gran parque, y esto ocurre desde hace muchos años”.
Leibovich también señala que siempre ha habido asientos separados para hombres y mujeres, así como una sección mixta. La partición era para los interesados. Además, señala que en la preparación del último Yom Kipur, durante la oración de Mincha en la víspera de la festividad, el rabino Mali, director de la yeshiva, dijo a los fieles que si había mujeres que decidían sentarse con los hombres o viceversa, que no las molestaran porque la paz es más importante.
Efectivamente, eso es lo que ocurrió. Ya durante la oración del Kol Nidrei que da comienzo a Yom Kipur, varias mujeres se sentaron entre los estudiantes de la yeshiva, y por otro lado, varios hombres se sentaron con las mujeres. Fue entonces cuando llegaron unos veinte manifestantes preparados para la protesta que se avecinaba, con teléfonos en la mano listos para grabar y tomar fotografías. Leibovitch cuenta que, tras una hora en la que la oración se desarrolló como de costumbre, lo que al parecer decepcionó a los manifestantes, estos empezaron a hacer ruido, a poner música en los teléfonos, a celebrar una especie de simposio en voz alta sobre literatura, y cuando uno de los fieles pidió que respetaran el lugar y el rezo, “empezaron a gritar ‘Colonos’, ‘¿Qué sois? Lo están haciendo aquí’, ‘separación’, etc., empezaron los gritos”, cuenta Barak.
“Me acerqué a una de ellas y le dije: Yo no soy colono. No hay ningún problema en ser colono, Dios no lo quiera, pero mi abuelo llegó a esta ciudad en 1939, y mi hija va al mismo colegio al que fue mi madre hace setenta años. No es que hayamos venido hace poco, conocemos la ciudad bastante bien”.
La conmoción en la oración del “Kol Nidrei” continuó hasta que la policía desalojó a los manifestantes y los mantuvo alejados del lugar. “Durante el encierro, decidimos que ya no rezamos fuera porque no hay fuerzas para estas peleas. No es agradable”, afirma. La decisión fue reunirse en el Beit Midrash de la Yeshiva y rezar allí, pero resulta que esto tampoco calmó a los manifestantes, que se prepararon para otra ronda de disturbios. “Los manifestantes llegaron al parque y lo encontraron vacío, y algunos de ellos se acercaron a las puertas de la yeshiva y con sus teléfonos hicieron fotos de la gente que estaba de pie durante la oración de Ne’ilah con la que termina el día, lanzando comentarios como ‘qué hacéis aquí’, ‘separación’, ‘tomar el control’. Fue muy desagradable. Se trata de un pequeño número de personas que pertenecen a grupos radicales con mucha rabia, pero fue muy desagradable y la gente se fue con resentimientos, pero a pesar de todo, la oración de Ne’ila fue muy edificante”.
“Cuando se le pregunta si encuentra alguna relación entre los sucesos y las próximas elecciones municipales, Leibovitch aclara que no le interesa entrar en el tema de la política, pero no tiene ninguna duda de que los mensajes procedentes de los dirigentes de la ciudad “son sencillamente increíbles”. Tanto Barbivai como Huldai. Barbivai ha dicho ahora que quien no cumpla las normas liberales no estará aquí. Nosotros estábamos aquí mucho antes que vosotros. Ustedes no determinarán cuáles son las normas de Tel Aviv-Yafo”.
“Aquí hay un discurso en el que todo está permitido”, dice Leibovitch, que esperaba la condena de los dirigentes y menciona que cuando hay un concierto en el parque Yarkon no se molesta y que en general no se grita en los parques. Así no se comporta una persona culta. “Se trata de un comportamiento de muy bajo nivel que es aceptado con un guiño por los dirigentes de la ciudad que lo atribuyen a la sentencia del Tribunal Supremo”.
Leibovitch subraya que él y los fieles que pretendían mantener un estilo de vida religioso en Yom Kipur no son miembros de ninguna organización que pretenda convertir o acercar a alguien, sino solo vivir de acuerdo con su fe y observar las mitzvot, “y esto está siendo atacado. No intentamos cambiar Tel Aviv-Yafo Tel Aviv-Jaffa siempre ha sido una ciudad con una gran población tradicional y, aun así, el 30% de los residentes de la ciudad votaron a los partidos de la coalición en las últimas elecciones. No toda la ciudad es laica. Es una ciudad diversa y es importante que siga siéndolo. Y sentimos que se pisotean nuestros derechos minoritarios”.