Miles de personas se reunieron en la plaza Habima de Tel Aviv y en sus calles aledañas para protestar por el cese de la guerra en curso y la repatriación de los rehenes. Las pantallas instaladas en el lugar proyectaron consignas relacionadas con estas demandas. La concentración, integrada principalmente por opositores judíos al primer ministro Benjamin Netanyahu, provocó una disminución notable en la calidad de la señal celular debido a la densidad del público.
El acto inició con un minuto de silencio en memoria de los soldados muertos, seguido de una oración destinada a solicitar la seguridad de las fuerzas armadas y la liberación de los cautivos. Esta secuencia marcó el comienzo formal de la manifestación, sin intervención de discursos institucionales en ese primer momento.
En las proximidades del escenario principal, los participantes levantaron banderas israelíes. Durante el avance del evento, se escucharon cánticos dirigidos contra Netanyahu, entre ellos: “No hay perdón para los ángeles de la muerte”, repetidos por varios grupos congregados frente a la tarima.

En el otro extremo de la plaza, manifestantes de ideología izquierdista portaron pancartas en las que acusaron al Estado de Israel de cometer crímenes de guerra y actos de genocidio en Gaza. También instaron públicamente a los soldados israelíes a rechazar las órdenes de alistamiento o despliegue en el enclave palestino.
A escasa distancia, otro grupo mostró carteles en los que expresaron su adhesión a un modelo de “sionismo religioso digno”, sin precisar mayores detalles sobre sus postulados o relación con las demandas centrales de la protesta.