Hasta que llegó la guerra, Chani Kochav Lev, de 26 años, era profesora y vivía en Kiev. Pero ante la amenaza de ataque que aumentaba cada hora, ella y su marido Eliezer huyeron de Ucrania. Esa rápida decisión resultó especialmente fortuita, ya que la pareja tuvo la suerte de dar a luz esta semana a un niño en el Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén.
La fecha prevista para el nacimiento del bebé resultó ser el mismo día en que comenzó la invasión rusa de Ucrania, y Chani señala: “Si el bebé se hubiera adelantado, probablemente no habríamos podido evacuar a tiempo y habríamos quedado atrapados en esta horrible situación”.
La pareja vive en la capital ucraniana como emisarios del rabino jefe de Ucrania, el rabino Bleich, y desde hace un año y medio Chani da clases en un colegio judío local.
“Mientras estábamos en la sala de partos nos ponían al día constantemente con las noticias y realmente nos sentimos parte de lo que está ocurriendo allí. Es una sensación muy agridulce, ya que hemos sido bendecidos con este bebé y a la vez recibimos una avalancha de grupos de WhatsApp de la comunidad sobre cómo nuestros compañeros se están escondiendo en la sinagoga, ya que sólo algunos de ellos pudieron huir hacia el oeste, a Polonia”.
Ya a salvo en Israel, el plan había sido volver a Kiev poco después del nacimiento, pero obviamente ahora la pareja no sabe lo que le espera.
“Mientras miraba a nuestro bebé, no puedo dejar de pensar en cómo esta guerra afectará a su futuro y al de todos nosotros. Es una situación extremadamente complicada. Oímos todo tipo de rumores sobre casas saqueadas y tanques rodando por las calles. Por ahora no tenemos ningún hogar al que volver”, dice.
Las primeras personas a las que informaron del nacimiento fueron sus familiares en Kiev. “Teníamos muchas ganas de darles una noticia feliz, y de hecho todos se alegraron con nosotros y se pusieron de pie y empezaron a bailar allí mismo, en su refugio”.