La policía israelí confiscó 3 250 armas de fuego que estaban en posesión ilegal, la mayoría de ellas, el 80%, en la comunidad árabe-israelí. Además, la policía detuvo a 1 713 sospechosos por presuntos delitos relacionados con armas de fuego y 653 personas fueron acusadas tras las investigaciones, según un comunicado de prensa de la policía.
El comunicado señalaba que hubiera sido casi imposible desenterrar estas armas escondidas sin la ayuda de excelentes fuentes y afirmaba que no pasaría un día más sin que la policía confiscara dichas armas.
Desde enero, la policía confiscó 600 pistolas, 100 granadas lanzadas a mano y varias minas terrestres y explosivos plásticos.
Las armas suelen estar en manos de delincuentes que las utilizan para cometer actos de violencia dirigidos contra los árabes israelíes de comportamiento normativo, así como contra otros miembros de bandas. Sin embargo, algunas armas fueron adquiridas para cometer actos de terror u otros delitos de gran repercusión.
La presencia de armas de fuego ilegales en algunas comunidades árabe-israelíes también hace que algunos las busquen para defender sus hogares y familias, por lo que algunos activistas árabe-israelíes y judío-israelíes, entre ellos, la ONG Karen Avraham, han pedido a la policía que invierta en patrullar y detener a los delincuentes de las comunidades árabe-israelíes.
En el 2016, el patrullaje de los policías disminuyó un 20% en las comunidades árabe-israelíes, a comparación con los judíos-israelíes, informó Haaretz. Esto a pesar de que el 56% de todos los asesinatos del país son cometidos por árabes.
En el 2016, el gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu anunció un plan nacional para mejorar los servicios de policía en las comunidades árabe-israelíes.