Los legisladores haredíes critican duramente a los Ferrocarriles de Israel por cerrar la estación de tren Jerusalén Navon durante la manifestación masiva de oración contra el servicio militar obligatorio, realizada esta tarde en la capital, y recurren al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, y a la ministra de Transporte, Miri Regev, para intentar revertir la decisión.
En un comunicado, el partido haredí Shas declara que su presidente, Aryeh Deri, se comunicó con la empresa ferroviaria respecto de su decisión “escandalosa”, pero le respondieron que era una directiva de la Policía de Israel, lo que lo llevó a apelar directamente a Ben Gvir, cuyo ministerio supervisa el cumplimiento de la ley.
“Esta decisión hará que decenas de miles de personas queden varadas en todo el país y bloqueará intersecciones. Es una medida ilegítima que impedirá que muchos fieles acudan a rezar. Ben Gvir se comprometió a actuar de inmediato para hallar una solución”, afirma Deri.
En una declaración aparte difundida el miércoles por la noche, el diputado Yisrael Eichler, del partido Judaísmo Unido de la Torá, señala que apeló tanto a Ben Gvir como a Regev, y les pidió “que no cooperen con los perseguidores del público haredí que buscan impedir el derecho a manifestarse mañana”.
“Cabe recordar que durante las manifestaciones masivas cerca de la Knéset, los trenes funcionaron con normalidad y no se impidió que ningún manifestante entrara o saliera cuando lo deseara”, expresa la oficina de Eichler.
