Segev Kalfon, quien fue tomado como rehén durante la masacre del 7 de octubre y recuperó su libertad a comienzos de este año, afirmó que todavía percibe peligro incluso después de haber regresado a Israel.
En conversación con Channel 12 News declaró: “Mi sensación de seguridad ha disminuido. Sigo sin sentirme segura. Pasé por dos años muy difíciles. Saben todos mis datos personales. Siempre nos decían una y otra vez que vendrían a por nosotros, que vendrían a por mí”.
Durante la entrevista explicó que durante el día logra contener el impacto psicológico, aunque en las noches los recuerdos vuelven con fuerza.
“Lo más humillante fue cuando nos hicieron cavar sus baños. Cavamos un pozo de casi dos metros de profundidad durante tres días para que nos dieran comida. Lo hicimos porque estábamos muertos de hambre, pero aun así, no conseguimos comida”, relató.
Recordó además que los terroristas adulteraban la comida mezclándola con agua, señalando: “Simplemente molían habas y las ‘expandían’ con agua para que parecieran más”.
Al hablar de su reciente encuentro en la Casa Blanca, mencionó que le resultó una vivencia fuera de lo común.
“Al final, soy Segev de Dimona”, expresó. “De repente estar en la Casa Blanca con mi familia – es una locura. Gran parte de mi regreso es gracias a [el presidente estadounidense Donald] Trump, pero también gracias a nuestro país y a nuestros soldados. Sin ellos, no estaría aquí”.
También evocó el momento en que su abuelo lo recibió tras su liberación: “Durante los dos años pensé mucho en mi familia. Mi mayor miedo era enterarme de que algo le había pasado a mi padre, a mi abuelo o a mi madre. Eso era lo que me pesaba. Al final, tuve la bendición de besar a mi abuelo, y él me besó a mí”.
