Cuatro días después del ataque mortal de un tiburón frente a la costa de Hadera, y pese al anuncio policial de cierre de la playa, el fin de semana mostró una escena habitual. Curiosos se congregaron en la orilla y en aguas poco profundas, atraídos por la presencia de depredadores marinos.
A las 2:30 p.m. del viernes, varios visitantes ingresaron al agua hasta los muslos para lanzar peces muertos y acercar a los tiburones. Ningún oficial de policía o patrulla se encontraba presente.
Sergio, residente de Taybe, se aproximó a pocos metros de un tiburón al arrojarle un pez muerto. Exaltado, comentó a un periodista, quien ingresó al mar vestido para reportar desde el lugar, sobre la emoción de ver al tiburón devorar el cebo. Acompañado de su esposa y su hijo pequeño, afirmó no haber visto patrullas desde su llegada a las 11 de la mañana.
Liav, de Givat Olga, salió del agua tras participar en el lanzamiento de peces muertos. Sin temor, describió la experiencia como divertida. Fuad, de Fureidis, también expresó tranquilidad. Proveniente de una familia de pescadores, aclaró que no nadó en aguas profundas, a diferencia de Barak Tzach, el buzo de 45 años asesinado por un tiburón el lunes.
Un adolescente ortodoxo, parte de un grupo de una yeshivá cercana, se unió a los lanzadores de peces por su amor a la naturaleza, aunque prefirió no revelar su nombre. Algunos presentes mencionaron un video viral del Canal 12, donde el portavoz policial Aryeh Doron aseguraba el cierre de la playa mientras personas caminaban detrás de él.
A las 3 p.m., un patrullero de Hadera reprendió a un lanzador de peces antes de retirarse. Una hora después, cuatro policías llegaron, pero el agua ya estaba vacía. La policía y la Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel señalaron que la responsabilidad recae en la autoridad local de Hadera. Ni la municipalidad ni la Corporación Eléctrica de Israel respondieron consultas al cierre de esta edición.
El ataque, el primero fatal en la costa mediterránea de Israel desde 1946, ocurrió el lunes cerca de la desembocadura del arroyo Hadera. Tiburones oscuros y de arena se concentran allí de noviembre a mayo, atraídos por aguas cálidas de la central eléctrica Orot Rabin. Este fenómeno genera un espectáculo que lleva a muchos a interactuar con los animales.
La causa del ataque permanece incierta, pero podría vincularse a múltiples factores. Un calentamiento súbito del agua en el arroyo Hadera redujo los niveles de oxígeno, causando una mortandad masiva de peces. Los tiburones, atraídos por el festín, se acercaron a la costa. Espectadores los provocaron, jalaron sus colas y, según videos en redes sociales, algunos los golpearon para grabar imágenes. Incluso padres permitieron que niños pequeños se aproximaran para filmarlos.
Adi Barash, experta en tiburones y directora de Sharks in Israel, destacó que la Autoridad de Parques emite advertencias anuales contra ingresar al agua en zonas de tiburones. Su organización educa en escuelas, instala puestos informativos en el parque del arroyo Hadera los sábados y durante cinco días de Pascua, y ofrece recorridos para disfrutar de los tiburones sin acercarse. Barash señaló que la cantidad de peces muertos este año fue inusual y que el comportamiento humano alcanzó nuevos extremos.
La convivencia entre tiburones y humanos se ha intensificado con los años, volviéndolos más audaces. Barash expresó temor cada abril por posibles incidentes, cuando los peces muertos atraen tiburones a aguas poco profundas y las personas regresan tras el invierno. Aunque los tiburones suelen ser pacientes, algunos mordisquearon aletas y mostraron irritación. El ataque al buzo, sin embargo, fue un caso extremo.
Barash explicó que los tiburones, ansiosos por alimentarse antes de migrar, pierden paciencia en abril. Los humanos, al provocarlos, agravan la situación. Este comportamiento, antes marginal, se ha convertido en una práctica común este año.
Ante la costumbre israelí de nadar en playas no autorizadas como Hadera, Barash propuso una ley que prohíba ingresar a aguas con tiburones, junto con mayor vigilancia. Resaltó que los tiburones, clasificados como “recursos” marinos, no reciben la misma protección que animales salvajes, lo que complica sanciones por interacciones indebidas.
Youval Arbel, de la organización Zalul, consideró ineficaces las vallas actuales. Propuso multas de 2.000 shekels (550 dólares) para quienes ingresen al agua, como medida para proteger a los tiburones y evitar incidentes.