El Parkinson es una enfermedad cerebral progresiva y debilitante que acaba comprometiendo la capacidad de caminar e incluso de hablar.
Diagnosticar el Parkinson en sus primeras fases podría permitir una intervención útil. Pero las imágenes de resonancia magnética no son lo suficientemente sensibles como para revelar los primeros cambios biológicos en el cerebro de los pacientes de Parkinson.
Los investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dirigidos por el profesor Aviv Mezer, proponen la resonancia magnética cuantitativa (qMRI, por sus siglas en inglés) como una nueva forma de detectar estos cambios celulares en las microestructuras del área cerebral del estriado que se sabe que se deteriora en la enfermedad de Parkinson.
Un novedoso método analítico desarrollado por el estudiante de doctorado de Mezer, Elior Drori, reveló claramente los cambios biológicos en el tejido celular del cuerpo estriado. Estos cambios -que antes eran imposibles de ver excepto en un examen postmortem- se asociaron con el Parkinson temprano y la disfunción del movimiento.
“Cuando no tienes mediciones, no sabes lo que es normal y lo que es una estructura cerebral anormal, y lo que está cambiando durante el progreso de la enfermedad”, explicó Mezer.
Sus hallazgos, publicados hoy en la revista Science Advances, forman la base para desarrollar la qMRI en una herramienta que pueda ser utilizada en un entorno clínico de tres a cinco años.
Drori dijo que el método también podría utilizarse para identificar subgrupos dentro de la población con Parkinson y adaptar la terapia de medicamentos en consecuencia, y luego monitorear la eficacia de un medicamento en particular.