La esposa afligida, Ela Haimi, dice que espera enterrar a su esposo, Tal Haimi, quien murió en combate contra Hamás el 7 de octubre y cuyo cuerpo fue llevado a Gaza, mientras aguarda conocer las identidades de los cuatro cuerpos que Hamás liberará a las diez de la noche.
“Será una tarde y una noche muy duras, muy tensas”, afirma Haimi.
“No sé si uno de esos cuerpos será el de mi esposo”, añade en una conferencia de prensa. “Llevo casi dos años esperando este día”.
Haimi, ingeniero mecánico y originario del kibutz Nir Yitzhak, al igual que su esposa, dirigió el primer equipo de respuesta del kibutz el 7 de octubre.
Al principio, le dijeron a Ela Haimi que su esposo era un rehén, ya que su teléfono fue localizado en Jan Yunis.
En diciembre de 2023, mientras se encontraba alojada en un hotel de Eilat con el resto del kibutz, el ejército le informó que su esposo había sido asesinado el 7 de octubre y que su cuerpo había sido llevado a Gaza.
El 15 de diciembre, Haimi decidió celebrar un funeral, enterró el casco de Tal en una tumba en el kibutz Revivim e hizo shivá en el hotel para ayudar a sus tres hijos a encontrar algún sentido de cierre.
Unos meses después nació su cuarto hijo, Lotan.
Ahora, nuevamente en su hogar en el kibutz Nir Yitzhak, Haimi afirma que busca un verdadero cierre para ella y sus cuatro hijos.
“Puedo soportar que devuelvan cuatro cuerpos al día cuando sé que todos volverán a casa algún día”, dice Haimi. “Temo que Hamás se detenga hoy, mañana o en una semana y diga que no encuentra a nadie”.
Haimi asegura que sabía que sería difícil recuperar los cuerpos y cree que Hamás no tiene intención de localizarlos, a pesar de la información que las FDI le proporcionaron para cumplir con las condiciones del alto el fuego.
Añade que las FDI disponen de otros medios para tratar con Hamás en este asunto, como restringir la ayuda humanitaria, y considera que esa es la única forma de obligar al grupo a devolver los cuerpos a Israel, como hizo con los rehenes vivos el lunes.
“Me siento traicionada por las acciones de Hamás y me sentí traicionada en la Knéset el lunes, cuando el presidente de la Knéset, Amir Ohana, retiró el cartel de los rehenes”, dice Haimi, en referencia a la reunión en la Knéset con el presidente estadounidense Donald Trump, que celebró el regreso de los rehenes vivos. “Sentí que mi país ya no veía a Tal, pero hoy escuché que el ejército hace todo lo posible por ejercer la máxima presión”.
“Les dije a los niños que cualquier cosa puede suceder, pero es difícil. Esta es mi vida, esta es mi realidad”, concluye Haimi.
