Comunidades israelíes próximas a Líbano mantienen alerta a un año del alto el fuego, con retornos incompletos, fortificación doméstica y hechos que reactivan la tensión.
Rutinas de emergencia y memoria de ataques en comunidades del norte
A un año del alto el fuego del 27 de noviembre de 2024 entre Israel y Hezbolá, comunidades próximas a la frontera con Líbano sostienen rutinas de emergencia y percepción de amenaza. El panorama incluye retornos incompletos, fortificación doméstica y hechos recientes. Destaca el ataque del 23 de noviembre de 2025 en Beirut, que mató a Haytham Ali Tabtabai, y advertencias de la misión de la ONU sobre incursiones y obras al norte de la Línea Azul.
Durante los trece meses previos al alto el fuego, localidades fronterizas israelíes registraron ataques casi diarios con cohetes y misiles antitanque desde el sur de Líbano. Hubo víctimas civiles y daños en viviendas, infraestructuras comunitarias y explotaciones agrícolas. Medios locales informaron de 46 civiles muertos dentro de Israel en ese periodo. En paralelo, 32 localidades del norte, entre ellas Avivim, Metula y Kiryat Shmoná, activaron evacuaciones masivas y protocolos de refugio ante sirenas de alerta.
El 27 de noviembre de 2024 marcó la entrada en vigor del alto el fuego, con compromisos de separación de fuerzas y despliegues de seguridad bajo la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad. En los días siguientes, el gobierno de Israel afirmó que preservaría su libertad de acción frente a violaciones. Al mismo tiempo, residentes del norte expresaron preocupación por su vulnerabilidad después de más de un año de intercambio de fuego.
La dimensión del desplazamiento interno quedó definida desde las primeras semanas. A partir de octubre de 2023, alrededor de 60.000 israelíes salieron de comunidades fronterizas con Líbano. Un año después del alto el fuego, una parte seguía fuera de sus hogares y los regresos se daban de modo desigual. En Kiryat Shmoná, el gobierno ordenó en octubre la salida de más de 20.000 personas; en poblaciones pequeñas, el retorno fue parcial por condiciones y cercanía militar.
Datos clave para seguir la situación en la frontera norte
- Unas 60.000 personas salieron de comunidades fronterizas desde octubre de 2023.
- Medios locales reportaron 46 civiles israelíes muertos antes del alto el fuego.
- Subsidio de 132.000 nuevos séqueles por hogar para construir un cuarto seguro.
- Gasto estatal superior a 9.000 millones de nuevos séqueles en evacuación y alojamiento.
- La ONU registró al menos 127 civiles muertos en Líbano desde el 27 de noviembre de 2024.
Desplazamiento, economía local y Escudo del Norte tras el alto el fuego
El impacto económico y social en el norte se evaluó con balances y encuestas. Una encuesta del Instituto de Democracia de Israel, publicada en febrero de 2025, indicó que cerca de una quinta parte de los evacuados perdió su empleo y un 44% declaró ingresos inferiores a los previos a la guerra. El informe situó en 39% el retorno a hogares y señaló miles de personas alojadas en hoteles o en viviendas alternativas con financiación estatal.
En paralelo al retorno gradual de una parte de los residentes, el ministerio de Defensa lanzó el programa “Magen HaTzafón” (Escudo del Norte) para cerrar brechas de protección en viviendas ubicadas entre uno y cinco kilómetros de la frontera. El esquema, acordado en diciembre de 2024 por Defensa, el Mando del Frente Interior y Finanzas, otorga un subsidio de 132.000 nuevos séqueles por hogar elegible que construya un cuarto seguro en ejecución propia.
En la franja de cinco kilómetros, la vida cotidiana se reanudó con restricciones. Centros educativos operan con planes de contingencia y municipios reparan bibliotecas, centros infantiles y redes de servicios. Muchos hogares usan refugios comunes hasta la finalización de cuartos seguros privados. En áreas agrícolas, productores reportan invernaderos, gallineros y frutales afectados por impactos y metralla. Balances estimaron daños por $273 millones, y el gobierno informó gasto superior a 9.000 millones de nuevos séqueles.
En localidades como Avivim, donde la frontera se ubica a pocos cientos de metros, la normalización avanza con cautela. Parte de los desplazados regresó y convive con reparaciones, construcción de nuevos refugios y sirenas menos frecuentes que durante la fase activa. Las familias con niños aplican simulacros y conservan maletas listas para evacuar. La cercanía visual con Bint Jbeil impone límites a los desplazamientos y condiciona la movilidad escolar cotidiana.
Verificaciones y hechos recientes que mantienen la alerta fronteriza
La reducción de incidentes tras el alto el fuego sufrió interrupciones que restablecieron la sensación de riesgo en el norte. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU informó el 25 de noviembre de 2025 que, desde el 27 de noviembre de 2024, ataques israelíes en Líbano causaron al menos 127 muertes civiles. Cuatro días antes, un ataque en Beirut que mató a Haytham Ali Tabtabai elevó el temor a represalias y motivó refuerzos de vigilancia.
Organismos de verificación documentaron fricciones con efectos directos en la seguridad del norte israelí. La Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano solicitó el 14 de noviembre de 2025 el retiro de presencia y obras del Ejército israelí detectadas al norte de la Línea Azul. Señaló que un muro de hormigón en Yaroun cruzó esa línea y bloqueó más de 4.000 metros cuadrados de territorio libanés. Dos semanas antes, denunció una incursión en Blida.
En enero de 2025, cuando se acercó el vencimiento del plazo de 60 días previsto para movimientos de repliegue y despliegue, el gobierno israelí admitió lentitud en la ejecución y declaró que faltaba mucho por hacer. Al mismo tiempo, Hezbolá exigió el cumplimiento del calendario de retirada israelí del sur de Líbano y el despliegue de fuerzas estatales libanesas. Ese periodo vinculó la seguridad del norte al ritmo de implementación en el lado libanés.
Las autoridades locales pidieron desde el inicio del alto el fuego garantías para el retorno y la reducción del riesgo de infiltraciones. El 27 de noviembre de 2024, dirigentes municipales afirmaron que sus ciudades seguían expuestas sin sirenas activadas. En Metula y Manara, brigadas y equipos reemplazaron carpinterías y cristales, repusieron tendidos y reabrieron instalaciones. Municipios actualizan planes de emergencia y avanzan cuartos seguros, mientras la vigilancia fronteriza y los retornos por etapas definen la rutina.
