Asaf Ronel, el editor de noticias internacionales de un periódico [de izquierda] israelí, Haaretz, dijo algo muy diferente. Declaró “soy antisionista”
Recientemente, el presidente francés, Emanuel Macron, dijo, “no nos rendiremos al antisionismo porque es una reinvención del antisemitismo”.
En una serie de tweets, Asaf Ronel, el editor de noticias internacionales de un periódico [de izquierda] israelí, Haaretz, dijo algo muy diferente. Declaró “soy antisionista”, y que “Israel ha sido un estado de apartheid desde su creación”.
Ahora, el Sr. Ronel está tratando de distanciar sus opiniones personales de las del periódico, debido a la posición que ocupa allí. Pero no puede.
Amos Schocken, el editor de Haaretz ha expresado sentimientos similares durante años. Es por eso que ni el Sr. Ronel ni el Sr. Schocken – desde la plataforma de su púlpito personal, Haaretz – pueden decir que usar el término “antisionista” no socava la integridad de Israel y su posición en el resto del mundo occidental. Eso es porque usando las palabras “anti-sionista” y “estado de apartheid”, Ronel está haciendo eco de las palabras utilizadas por el movimiento de boicot, desinversión y sanciones [contra el Estado Judío], que acusa a Israel de ser un estado colonial y de apartheid.
Ronel, editor de un periódico israelí de reconocido prestigio mundial, no puede pretender sentir lealtad y amor por el Estado de Israel cuando dice que es un antisionista. De alguna manera, sin embargo, él piensa que no es intencionalmente engañoso. Si él cree eso, él es totalmente falso o un tonto.
Antes de 1948, los principales objetivos del sionismo eran restablecer la soberanía judía en la tierra de Israel, crear una patria para el pueblo judío que se exilió después del Holocausto y ser un santuario donde los judíos pudieran escapar del antisemitismo y de la persecución que sufrieron durante su diáspora. Desde 1948 y con el establecimiento del Estado de Israel, el sionismo ha continuado representando a un Estado judío de Israel y hace frente a las amenazas a la existencia y seguridad de Israel.
Ronel y otros están intentando redefinir el sionismo como una manera de justificar su oposición a las actuales políticas y prácticas gubernamentales israelíes. Sin embargo, han sido incapaces de motivar a los votantes israelíes a rechazar el liderazgo actual. Como estrategia alternativa, han iniciado una campaña de propaganda para desacreditar el propio país donde viven, y cuya misma apertura protege su tipo de periodismo amarillista. Esta manipulación de lo que representa el sionismo solo sirve para fortalecer lo que significa el antisionismo: la destrucción o pérdida de un estado judío en la tierra de Israel.
Queremos dar el Sr. Ronel, al Sr. Schocken, y a sus compañeros el beneficio de la duda. Tal vez en Haaretz creen en las posiciones que adoptan los valores y la sostenibilidad a largo plazo del Estado judío. Infortunadamente, no toman en cuenta la poderosa guerra de los medios de comunicación en la que los BDS han estado haciendo estragos, y a menudo ganando. Durante esas batallas, las fuerzas del BDS han bastardizado la palabra “sionista”, la han agregado a la palabra “apartheid”, y las han hecho sinónimos. Como resultado, las declaraciones que Ronel y Schocken han menoscabado la viabilidad y seguridad de Israel.
En Europa, que ya es un bastión de los esfuerzos pro-BDS, Haaretz es considerado una fuente de noticias respetada, pero es un defensor de actos que perjudican al estado de Israel. Se podría argumentar que declaraciones como las de Ronel son tan perjudiciales para Israel que se ajustan a la definición israelí de traición, ya que “actúan para menoscabar la integridad y soberanía de Israel”.
Haaretz afirma que es leído por una gran parte de los israelíes progresistas. La verdad, solo un estimado del 3 al 6 por ciento de la población israelí lee Haaretz. Quizás eso es porque la mayoría de los israelíes saben lo que realmente es el sionismo, a pesar de la manera en que Ronel lo ha caracterizado para sus propios propósitos políticos. Eso es una violación de la ética periodística.
Peor aún, pensamos que Haaretz se ha convertido en una herramienta para el movimiento BDS.
Deberíamos avergonzarnos de Asaf Ronel y Amos Schocken.