Keith Siegel, liberado en febrero tras 484 días en manos de Hamás, reveló en una entrevista con 60 Minutes de CBS que fue obligado a presenciar agresiones sexuales cometidas por sus captores contra otras rehenes mientras permanecía cautivo en Gaza.
“Vi a una joven que estaba siendo torturada por el terrorista. Me refiero a la tortura literal, no solo en un sentido figurado”, afirmó Siegel. Añadió con crudeza: “Vi agresiones sexuales con rehenes”.
El hombre de 65 años, con ciudadanía israelí y estadounidense, recordó el día de su secuestro junto a su esposa Aviva. Ambos fueron llevados a Gaza y trasladados a túneles subterráneos. “Nos sentíamos en peligro, nos sentíamos amenazados, terroristas a nuestro alrededor con armas”, dijo. Las condiciones de encierro eran asfixiantes: “Nos quedábamos sin aliento”.
Tras la liberación de su esposa durante el acuerdo de rehenes de noviembre de 2023, Siegel sufrió un trato aún más brutal. “Los terroristas se volvieron muy malos, muy crueles y violentos. Mucho más”, relató. “Me golpeaban y me mataban de hambre. A menudo comían delante de mí y no ofrecían nada de comida”.
Los cautivos solo podían lavarse una vez al mes con un cubo de agua fría y una taza pequeña. Siegel también contó que sus captores lo afeitaron por completo, incluso en sus partes íntimas, en un acto de humillación deliberada. “A lo mejor les divertía… Me sentí humillado”, confesó.
El deterioro psicológico fue total. “Sentí que dependía completamente de los terroristas, que mi vida dependía de ellos, ya fuera que me dieran comida, me trajeran agua, me protegieran de las turbas que me lincharían”, explicó. En varias ocasiones lo dejaron solo, lo que le generó un miedo profundo de ser abandonado para morir. “¿Y qué hago entonces?”, se preguntaba. Considera que esa incertidumbre formaba parte de una tortura psicológica, diseñada para quebrarlo emocionalmente.
“Tal vez esa fue una forma de torturarme, hacerme pensar: ‘¿Debería escapar? ¿No debería?’”, dijo, convencido de que sus captores sabían que no se atrevería porque dependía totalmente de ellos para sobrevivir.
Incluso tras su liberación, Siegel asegura que no ha encontrado paz. Afirma que pasa la mayor parte del día pensando en los rehenes que siguen en Gaza. Se cree que al menos 24 permanecen vivos.
La entrevista culminó con un momento de devastación emocional: Siegel, llorando con fuerza, bajó la cabeza entre sus manos y la apoyó sobre la mesa, sin poder contener el dolor.