Se ha autorizado la divulgación de que Zvika Klein, editor en jefe de The Jerusalem Post, es el periodista investigado en el escándalo Qatarate. Las autoridades sospechan que mantuvo contacto con un agente extranjero y actuó como intermediario entre Eli Feldstein, asesor del primer ministro Benjamin Netanyahu; el empresario israelí Gil Birger; y Jay Footlik, ciudadano estadounidense con vínculos previos como cabildero del gobierno qatarí.
Klein visitó Qatar el año pasado tras una invitación oficial en calidad de periodista. Durante ese viaje sostuvo reuniones con altos funcionarios y posteriormente publicó sus declaraciones. A raíz de esta conexión, las fuerzas de seguridad han anunciado que interrogarán a otras figuras de los medios que, según los investigadores, ofrecieron a Qatar una plataforma pública.
La investigación ya había cobrado notoriedad por la detención de los asesores de Netanyahu, Yonatan Urich y Eli Feldstein, cuyas órdenes de arresto fueron recientemente prorrogadas por dos días. Con esa decisión, el tribunal también levantó la orden de mordaza impuesta al caso. Según las autoridades, Urich transmitió mensajes a periodistas atribuidos a la Oficina del primer ministro, aunque presuntamente tenían origen qatarí. El juez destacó que existían múltiples publicaciones de este tipo.
Durante una audiencia, el investigador policial Zohar Erez reveló que Urich fue interrogado sobre la posible filtración de información clasificada del Gabinete. Incluso se preguntó directamente al primer ministro Netanyahu si su asesor había compartido datos sensibles.
El abogado Amit Hadad, que representa a Urich y también al propio Netanyahu en este caso, denunció presión indebida por parte de la policía. Alegó que un interrogador le insinuó a Urich que podría ver a su hijo si cooperaba, algo que el investigador Erez negó rotundamente. Hadad también criticó la falta de un resumen claro en la orden judicial que justificara la detención, calificándolo como una violación grave del procedimiento legal.
Además, Hadad aseguró que su cliente fue presionado para convertirse en testigo del Estado, táctica que consideró coercitiva. Argumentó que no existían pruebas contundentes contra Urich y que todo se basaba en acusaciones vagas utilizadas con fines mediáticos. Solicitó al tribunal levantar la orden de mordaza, lo que finalmente fue aceptado por el juez Menachem Mizrahi, quien justificó su decisión al constatar que ya se habían filtrado múltiples detalles del caso a la prensa.
El abogado Oded Savorai, defensor legal de Feldstein, expresó en la audiencia su preocupación por posibles conflictos de intereses, dado que Hadad representa simultáneamente a Urich y al primer ministro. También cuestionó las medidas adoptadas por las fuerzas del orden para evitar interferencias en la investigación.
El caso Qatar-Gate sigue escalando, involucrando a figuras políticas de alto nivel, periodistas y asesores, en un entramado que ahora pone en la mira el vínculo entre funcionarios israelíes y actores con intereses qataríes. La investigación continúa abierta y bajo estricta vigilancia judicial.