El ex primer ministro israelí Ehud Olmert confirmó por primera vez el sábado que Israel fue responsable de la muerte del jefe de operaciones globales de Hezbolá, Imad Mughniyeh, quien murió en un atentado con bomba en Damasco en 2008.
“No hemos hablado de ello hasta hoy”, declaró Olmert en una entrevista con el canal de noticias 13. “Pero creo que a estas alturas ya podemos admitirlo. Después de eliminar a toda la cúpula de Hezbolá, podemos reconocer que hace 16 años eliminamos al mayor, más abominable y más despreciable asesino en masa que jamás hayan tenido, quien construyó todo el ala militar de Hezbolá”.
Estas declaraciones se producen luego del asesinato del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, el viernes pasado en un cuartel subterráneo de Beirut, atribuido a Israel. Nasrallah fue eliminado solo una semana después de la detonación de cientos de bíperes y radios con trampas explosivas, lo que también se atribuyó ampliamente a Israel. Estos ataques recientes han causado la eliminación de la mitad del consejo directivo de Hezbolá y en la destrucción de gran parte de su alto mando militar.
Durante la entrevista, Olmert celebró el “significativo” asesinato de Nasrallah, a quien responsabilizó de “más de 20 años de guerras interminables, innumerables lesiones y la muerte de muchos israelíes”. Sobre la operación que acabó con Mughniyeh en 2008, llevada a cabo durante su mandato como primer ministro, Olmert explicó: “Fue una operación que tuvo lugar en otro país, no en el país donde vivía, no en Líbano, y hubo varios aspectos dramáticos sobre los que no puedo hablar”.
Sin profundizar en detalles, Olmert describió que “lo que explotó fue el parachoques del coche que colocamos allí para que cuando Mughniyeh pasara pudiéramos apretar el botón y atraparlo”. Agregó que hubo “un sinfín de operaciones al estilo de James Bond”, pero que “aunque estas operaciones son importantes y generan cierto entusiasmo, generalmente no cambian la realidad de fondo”.
Imad Mughniyeh, una figura clave en Hezbolá, estuvo implicado en varios atentados de gran envergadura llevados a cabo por el grupo respaldado por Irán, como el ataque a la embajada de Israel en Buenos Aires en 1992 y el atentado al edificio de la AMIA en la capital argentina en 1994, donde murieron 85 personas. Asimismo, se le vincula con el atentado de 1983 contra la embajada de Estados Unidos en Beirut, el asesinato en 1994 del jefe de la CIA en Líbano, William F. Buckley, y el ataque de 1996 a las Torres Khobar en Arabia Saudita. Tras la invasión estadounidense de Irak en 2003, Mughniyeh fue responsable de armar y entrenar a milicias chiítas proiraníes en Irak que llevaron a cabo ataques letales contra tropas estadounidenses, lo que lo convirtió en uno de los terroristas más buscados por Estados Unidos.
Medios internacionales han informado que la operación que terminó con la vida de Mughniyeh fue una acción conjunta entre el Mossad y la CIA, la cual habría requerido la aprobación especial del entonces presidente estadounidense George W. Bush. Una miniserie de Showtime lanzada el año pasado incluyó entrevistas con antiguos funcionarios de ambas agencias que discutían dicha operación.
A pesar de estas afirmaciones, Israel negó durante años su responsabilidad en el asesinato de Mughniyeh y Estados Unidos nunca admitió oficialmente su participación. Tras el atentado, un portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos manifestó: “El mundo es un lugar mejor sin este hombre. Era un asesino a sangre fría, un asesino en masa y un terrorista responsable de la pérdida de innumerables vidas inocentes”.