Tal Shoham, recientemente liberado del cautiverio en Gaza, relató en una entrevista con el programa 60 Minutes de CBS los desgarradores momentos que vivió junto a otros rehenes aún detenidos: Guy Gilboa-Dalal y Evyatar David. Según Shoham, ambos hablaron repetidamente de quitarse la vida debido a las condiciones extremas a las que estaban sometidos.
“Una de las cosas más duras que escuché de ellos fue cuando me dijeron: ‘¿Por qué seguir vivo?’”, recordó Shoham. “¿Por qué no simplemente quitarse la vida con sus propias manos y acabar con todo… para ser liberado de esto?”.
Shoham, de 40 años, compartió la entrevista con los padres de Gilboa-Dalal y David. En el diálogo, Galia, madre de David, afirmó: “Lo harán juntos si así lo deciden”. Shoham contó que asumió un rol protector hacia los jóvenes de 23 años. “No son niños, pero a veces me sentía como un padre”, dijo, al borde de las lágrimas. Ilan, padre de Gilboa-Dalal, intervino con firmeza: “Son niños”. Shoham expresó su angustia actual: “Realmente temo que ahora estén solos”.
Durante el cautiverio, los terroristas de Hamás llevaron a Gilboa-Dalal y David a presenciar una ceremonia de liberación de rehenes, sin ser liberados. “Luego los trasladaron de vuelta a los túneles para devastarlos”, relató el padre de Gilboa-Dalal.
La periodista Lesley Stahl reconoció que no podía imaginar cómo alguien pudo ver el video que Hamás produjo aquel día. Galia respondió con claridad: “Fue una señal de vida”.
Shoham compartió con los padres los detalles del encierro. “Es importante para nosotros saber exactamente qué está pasando con nuestros hijos”, dijo el padre de Gilboa-Dalal. Shoham relató que Gilboa-Dalal lloró ininterrumpidamente durante cinco o seis días tras su captura.
Describió las condiciones físicas: túneles estrechos, escasez de comida y agua apenas potable. “A veces el agua sabe a sangre, a veces a hierro. A veces era tan salada que no podías beberla, pero no tenías nada más”. Uno de los captores explicó que les daban “la cantidad mínima de comida para sobrevivir durante años”. Según Shoham, el mensaje era claro: “No morirás, pero lo pasarás en el peor de los casos”.
Los rehenes, para recibir algo más de alimento, se veían obligados a dar masajes a los captores diariamente. El padre de Gilboa-Dalal resumió el horror: “Es peor que la forma en que tratan a los animales”.
Al ser consultada sobre cómo puede soportar escuchar tantos detalles, la madre de David respondió con firmeza: “Quiero que todos escuchen porque esta es la realidad. Tal vez alguien lo escuche y salve a nuestros hijos”.