Un miembro de la Asociación Internacional de Especialistas en Genocidio afirma que el grupo aprobó una resolución acusando a Israel de genocidio sin celebrar un debate, a pesar de que esa es su práctica habitual.
Sara Brown, especialista en estudios sobre genocidio, señala que ha sido miembro de la asociación durante más de diez años y formó parte de su consejo asesor en dos periodos de cuatro años. Además, Brown es directora regional del Comité Judío Estadounidense en San Diego.
Explica que la asociación suele discutir resoluciones controvertidas en una asamblea virtual que permite a sus miembros debatir las propuestas. Sin embargo, para la resolución contra Israel, la directiva de la asociación decidió no realizar ninguna discusión Entre sus objeciones, señala que el texto cita a organizaciones que han reinterpretado la definición de genocidio para aplicarla a Israel, como Amnistía Internacional.
Correos electrónicos compartidos con The Times of Israel muestran que, a finales de julio, la directiva de la asociación anunció que se celebraría una asamblea virtual para debatir la resolución, pero días después se retractó, alegando una votación de la junta ejecutiva.
La asociación tampoco permitió publicar opiniones disidentes en su lista de distribución, alegando que no era un foro para ese tipo de debates, ni reveló los nombres de quienes redactaron la resolución, según evidencian los correos.
Brown indica que solo 129 miembros votaron la resolución de un total estimado de unos 500. Aunque se informó con antelación sobre la votación, muchos optaron por no participar, probablemente porque no se sentían capacitados para pronunciarse sobre el tema.
“Eso favorece a los activistas que buscan promover una narrativa falsa sobre Israel”, afirma Brown. “No fue una decisión apresurada, simplemente se impuso sin la transparencia habitual.”
Añade que la asociación ha ampliado recientemente su membresía y que ahora se requieren muy pocas credenciales para ingresar. Antes estaba compuesta principalmente por académicos, pero actualmente también incluye activistas y artistas.
Brown reconoce que esta ampliación puede ser positiva al incorporar diversidad de perspectivas, pero también “abre la puerta a que ocurran situaciones como esta”.
“La impresión que se da es que se trató de un voto unánime de toda la asociación. No fue así, y se negaron a permitir un debate crítico y transparente”, sostiene Brown. “La directiva, en mi opinión, tenía una agenda.”
Según Brown, la opinión pública “va a creer que ‘los expertos en genocidio coinciden’. No es cierto, y fuimos silenciados deliberadamente.”