El cuerpo estatal de Lituania para preservar la memoria del Holocausto rompió las leyes del país en contra de negar dicho genocidio, dijeron los judíos locales.
La controversia que rodea al Centro para el Estudio del Genocidio y la Resistencia de los Residentes de Lituania es la última de una serie de acciones que, según los críticos del país, es una campaña patrocinada por el gobierno para exculpar a su gente de su complicidad sustancial en el asesinato del 85 por ciento de los 170.000 judíos del país.
El Centro publicó el mes pasado un texto que afirmaba que “los lituanos operaron en contra de la voluntad de los alemanes” durante la Segunda Guerra Mundial y que “los residentes de la Lituania ocupada en 1941 no entendían los guetos como parte del Holocausto”.
El 28 de marzo, la Comunidad Judía de Lituania publicó en su sitio web una severa condena a las declaraciones del Centro, amenazando con emprender acciones legales a menos que se retiren.
El texto, dijo la comunidad, “contiene características que son crímenes según el código penal lituano, a saber, la negación o el desprecio grave del Holocausto”.
El texto del Centro fue una defensa de Jonas Noreika, el gobernador de tiempos de guerra del distrito Šiauliai de Lituania bajo los nazis. Muchos historiadores creen que él supervisó y aprovechó personalmente el despojo y el asesinato de los judíos de ese distrito.
El mes pasado, un juez lituano desestimó la demanda de un judío estadounidense contra el centro por «mal fundamentada», exigiéndole que derribara una placa conmemorativa de Noreika.
“Noreika pertenecía a la clandestinidad anti-nazi de Šiauliai que rescató a los judíos, Noreika ayudó a los que rescataron a los judíos”, dijo el texto del Centro.