La Ópera Estatal de Hamburgo anunció la construcción de una nueva sede, cuyo financiamiento principal proviene del empresario alemán Klaus-Michael Kühne. El edificio se levantará cerca del paseo marítimo de la ciudad y su costo estimado asciende a 340 millones de euros ($400 M). Kühne comprometió 300 millones de euros ($327 M) a principios de año para este proyecto.
El origen de la fortuna familiar de Kühne ha generado cuestionamientos. Su empresa, Kühne + Nagel, participó durante la Segunda Guerra Mundial en el transporte de bienes robados a ciudadanos judíos, en colaboración con el régimen nazi. Esta firma, actualmente una de las mayores del sector logístico, mantiene su sede en Suiza. Kühne, de 88 años, ocupa el cargo de presidente honorario y figura como principal accionista, según Bloomberg.
A diferencia de otras corporaciones alemanas como Deutsche Bank, Volkswagen y Bertelsmann, que han autorizado revisiones históricas sobre su pasado durante el nazismo, Kühne ha rechazado tales iniciativas. En 2022, declaró al Tages-Anzeiger: “En algún momento, tenemos que dejar atrás las cosas. Esa es mi postura fundamental. Es importante aprender de lo que ocurrió entonces”.

Durante los años noventa, varias empresas comenzaron a emitir disculpas formales por su papel en el Holocausto. Kühne + Nagel publicó en 2015 una declaración oficial, en idioma alemán, donde reconoció su implicación con la economía de guerra nazi. El comunicado, difundido antes de un documental sobre su historia, afirmó: “Kühne + Nagel es consciente de los vergonzosos acontecimientos del Tercer Reich y lamenta profundamente haber llevado a cabo algunas de sus actividades en nombre del régimen nazi”.
La profesora Annette Jael Lehmann, de la Universidad Libre de Berlín, declaró a The New York Times que utilizar fondos de Kühne para la nueva ópera contradice los principios de la cultura alemana de memoria histórica. “Se podría decir que el arte tiene como objetivo blanquear la empresa de Kühne”, señaló.