ITZEHOE, Alemania (AFP) – Una ex secretaria de 96 años de un campo de concentración será juzgada el jueves en Alemania, una de las primeras mujeres implicadas en crímenes de la época nazi que será procesada en décadas.
Irmgard Furchner está acusada de complicidad en los asesinatos de más de 10.000 personas en el campo de Stutthof, en la Polonia ocupada.
Al juicio de Furchner en Itzehoe, en el norte de Alemania, le seguirá una semana más tarde el inicio del proceso contra un antiguo guardia del campo de 100 años en Neuruppin, cerca de Berlín.
Se trata de las personas de mayor edad que serán procesadas por su papel en el Tercer Reich, mientras Alemania se apresura a juzgar a los últimos sospechosos supervivientes.
El proceso judicial en Itzehoe se inicia un día antes del 75º aniversario de la condena a muerte en la horca de 12 altos cargos del establishment nazi en el primer juicio de Nuremberg.
Con una edad de entre 18 y 19 años cuando trabajaba en el campo, Furchner, que ahora vive en una residencia de ancianos cerca de Hamburgo, será juzgada por un tribunal de menores.
Los fiscales acusan a la jubilada de haber colaborado en el asesinato sistemático de detenidos en Stutthof, donde trabajó en la oficina del comandante del campo, Paul Werner Hoppe, entre junio de 1943 y abril de 1945.
Alrededor de 65.000 personas murieron en el campo, no lejos de la ciudad de Gdansk, entre ellas “prisioneros judíos, partisanos polacos y prisioneros de guerra rusos soviéticos”, dice la acusación.
Tras una larga reflexión, el tribunal decidió en febrero que Furchner era apto para ser juzgado, aunque solo durante unas horas, lo que alarga el proceso hasta junio de 2022.
Setenta y seis años después del final de la Segunda Guerra Mundial, el tiempo se agota para llevar a la gente ante la justicia por su papel en el sistema nazi.
Los fiscales se ocupan actualmente de otros ocho casos, entre los que se encuentran antiguos empleados de los campos de Buchenwald y Ravensbrueck, según la Oficina Central para la Investigación de los Crímenes Nacionalsocialistas.
En los últimos años, se han abandonado varios casos porque los acusados murieron o estaban físicamente incapacitados para ser juzgados.
El último veredicto de culpabilidad recayó en el ex guardia de las SS Bruno Dey, que fue condenado a dos años de prisión suspendida en julio, a la edad de 93 años.
Furchner es la única mujer que ha sido juzgada en los últimos años por crímenes de la época nazi, ya que el papel de las mujeres en el Tercer Reich ha sido ignorado durante mucho tiempo.
Pero desde que John Demjanjuk, un guardia de un campo de concentración, fue condenado por formar parte de la maquinaria asesina nazi en 2011, los fiscales han ampliado el alcance de sus investigaciones más allá de los responsables directos de las atrocidades.
Según Christoph Rueckel, abogado que representa a los supervivientes de la Shoá que son parte en el caso, Furchner “manejaba toda la correspondencia” del comandante del campo Hoppe.
“Escribía las órdenes de deportación y ejecución” al dictado de éste y ponía sus iniciales en cada mensaje, declaró Rueckel a la emisora pública NDR.
El abogado de Furchner, Wolf Molkentin, declaró al semanario alemán Spiegel, que era posible que la secretaria hubiera sido “apartada” de lo que ocurría en Stutthof.
Al menos otras tres mujeres han sido investigadas por su papel en los campos nazis, incluida otra secretaria de Stutthof, que murió el año pasado antes de que se pudieran presentar cargos.
La fiscalía de Neuruppin está investigando actualmente el caso de una mujer empleada en el campo de Ravensbrueck, según funcionarios de la Oficina Central de Ludwigsburg.
Entre las mujeres que deben rendir cuentas por sus acciones durante la época nazi se encuentra Maria Mandl, guardia del campo de Auschwitz-Birkenau, que fue ahorcada en 1948 tras ser condenada a muerte en Cracovia (Polonia).
Entre 1946 y 1948, en Hamburgo, 21 mujeres fueron juzgadas ante un tribunal militar británico por su papel en el campo de concentración para mujeres de Ravensbrueck.