Dos respetados historiadores polacos del Holocausto se enfrentan el martes a un veredicto judicial en un controvertido juicio por difamación que ha planteado cuestiones puntuales sobre la libertad de investigar el turbulento pasado de Polonia.
Los investigadores coeditaron un libro titulado “Noche sin fin” que documentaba casos de complicidad de polacos católicos en el genocidio de judíos durante la ocupación alemana nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El juicio se celebra en un clima político tenso, en el que los críticos acusan al gobierno nacionalista de intentar blanquear la historia polaca y desalentar la investigación académica de los casos de colaboración.
El memorial del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén ha condenado el caso contra la profesora Barbara Engelking, presidenta del Consejo Internacional de Auschwitz de Polonia, y el profesor Jan Grabowski de la Universidad de Ottawa.
Yad Vashem dijo que los cargos “equivalen a un ataque al esfuerzo por lograr una imagen completa y equilibrada de la historia del Holocausto”.
“Constituye un grave ataque a la investigación libre y abierta”, dijo en un comunicado.
Esta opinión es compartida por numerosas organizaciones e investigadores judíos a ambos lados del Atlántico, así como por los dos profesores juzgados.
El caso ha sido presentado por la sobrina de Edward Malinowski, que fue alcalde del pueblo de Malinowo, en el noreste de Polonia, durante la guerra.
La anciana sobrina, Filomena Leszczynska, está siendo apoyada por una organización llamada Liga Antidifamación que se propone defender “el buen nombre de Polonia”.
En un breve pasaje, el libro menciona que el alcalde puede haber estado implicado en la masacre local de 22 judíos a manos de soldados alemanes.
La demandante afirma que el alcalde ayudó de hecho a los judíos y señala “omisiones” y “errores metodológicos” que han dañado la reputación de su difunto tío.
La historia pone de manifiesto la complejidad de las relaciones entre católicos y judíos polacos durante la guerra y la confusión de un periodo en el que una misma persona podía denunciar y proteger a los judíos.
Maciej Swirski, director de la Liga Antidifamación, dijo que los supuestos errores cometidos por los historiadores eran perjudiciales “para todos los polacos”.
“La investigación académica debe realizarse con probidad”, dijo Swirski a la AFP.
Criticó “los intentos de establecer un consenso académico sobre la corresponsabilidad polaca en el Holocausto”.
La sobrina exige una indemnización de 100.000 zlotys (22.000 euros, 27.000 dólares) por daños y perjuicios y una disculpa formal en los medios de comunicación.
Engelking dijo que el verdadero objetivo del caso era “cuestionar la credibilidad y la competencia de las personas acusadas… y tener un efecto disuasorio, concretamente desanimar a otros investigadores a averiguar la verdad del Holocausto en Polonia”.
“Es muy peligroso para la libertad de expresión”, dijo Engelking en una declaración publicada en el sitio web del Centro Polaco para la Investigación del Holocausto en la Academia Polaca de Ciencias, que publicó el libro.
En 2018, el gobierno polaco aprobó una ley que prohíbe a cualquier persona mencionar cualquier responsabilidad de la nación o el Estado polaco en los crímenes cometidos por la Alemania nazi en suelo polaco.
La ley conllevaba una pena de tres años de prisión, que posteriormente fue retirada tras una protesta internacional.
Los fiscales polacos investigaron al historiador estadounidense Jan Tomasz Gross, que acusó a los polacos de “matar a más judíos que a los alemanes” durante la guerra, aunque el caso fue posteriormente retirado.
Seis millones de polacos, incluidos tres millones de judíos, perecieron entre 1939 y 1945 durante la ocupación nazi.
Las actitudes de los polacos católicos hacia sus vecinos judíos variaban mucho en una época en la que incluso ofrecer un vaso de agua a un judío podía ser una sentencia de muerte.
Hubo muchos casos de indiferencia y a veces de crueldad contra los judíos que han sido documentados por los historiadores, pero también hubo muchas historias de valor.
Más polacos -más de 7.000- han sido nombrados “Justos entre las Naciones” que cualquier otra nacionalidad.
Esta distinción es utilizada por Israel para describir a los no judíos que arriesgaron sus vidas durante el Holocausto para salvar a los judíos del exterminio.