El Museo de Auschwitz ha emprendido un emotivo proyecto para preservar 8.000 pares de zapatos pertenecientes a niños que fueron asesinados en el campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Un delicado proceso de conservación
Los expertos, vestidos con guantes de goma azules, trabajan cuidadosamente en la limpieza y conservación de estos objetos delicados. Cada par de zapatos se limpia, se escanea y se fotografía antes de ser ingresado en una base de datos.
El proyecto, que comenzó hace un mes y que se espera dure dos años, busca conservar estos zapatos como un conmovedor testimonio del horror vivido en Auschwitz, donde 1.1 millones de personas, en su mayoría judíos, fueron asesinadas.
Con el paso del tiempo y la afluencia de turistas, algunos de los objetos presentes en el museo están empezando a deteriorarse. Por ejemplo, el cabello humano utilizado en la producción textil, considerado un objeto sagrado, ya está empezando a desmoronarse.
El significado detrás de los zapatos
De las más de cien mil pares de zapatos que aún se conservan, unos 80.000 se exhiben en grandes montones en una sala por la que pasan los visitantes todos los días. Aunque muchos de ellos están deformados, sus colores originales han desaparecido y sus cordones se han disuelto, se mantienen como un conmovedor memorial a vidas que fueron trágicamente cortadas.
Los zapatos y zapatillas pequeñas son especialmente desgarradores. “Los zapatos de los niños son el objeto más conmovedor para mí porque no hay mayor tragedia que la tragedia de los niños”, comentó el especialista en conservación del museo, Mirosaw Maciaszczyk.
Maciaszczyk añadió que, a pesar de la importancia de los aspectos técnicos de la conservación, él y sus colegas nunca pierden de vista la tragedia humana que hay detrás de cada par de zapatos.
Descubrimientos y conexiones humanas
Elbieta Cajzer, jefa de Colecciones, señaló que durante los esfuerzos de conservación a menudo se descubre información sobre las personas que perecieron en el campo. En algunos casos, se han encontrado nombres y direcciones en las bolsas que contenían los zapatos.
Uno de los descubrimientos más emotivos fue un par de zapatillas de niño con el nombre de Vra Vohryzková escrito en ellas. Gracias a este descubrimiento, se pudo reconstruir parte de la historia de la familia Vohryzková, que fue enviada a Auschwitz desde el gueto de Theresienstadt en 1943 y que no sobrevivió.
Preservar la memoria a través de los zapatos
La conservación de estos zapatos no solo busca preservarlos físicamente, sino también mantener viva la memoria de la atrocidad que representan. Aunque los zapatos no pueden ser preservados indefinidamente, eso no ha detenido a Cajzer y Maciaszczyk en su empeño por intentarlo.
El proyecto, financiado por la Fundación Auschwitz-Birkenau y la Marcha Internacional de los Vivos, una iniciativa educativa sobre el Holocausto, tiene un costo de 492.000 dólares.
A pesar de los desafíos, el museo de Auschwitz sigue trabajando incansablemente para preservar estos objetos, con la esperanza de que sirvan como un recordatorio constante de la tragedia humana que ocurrió en el campo de concentración.