Tras un paréntesis de tres años debido a las tensiones entre ambos países, se han reanudado los viajes educativos sobre el Holocausto para jóvenes israelíes a Polonia.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo dijo mejor que nadie: “Las lecciones del Holocausto pueden aprenderse de muchas maneras, pero no hay nada mejor que experimentarlas uno mismo”.
Los gobiernos de ambos países llevan tiempo enfrentados por la cuestión de los viajes. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí ha acusado al gobierno de Polonia de entrometerse en la enseñanza del Holocausto en Israel.
Los académicos afirman que la amplia colaboración polaca con el régimen nazi es un hecho, a pesar de que el gobierno polaco ha intentado activamente minimizar la responsabilidad polaca en las atrocidades perpetradas en Polonia durante el Holocausto.
El viceministro de Asuntos Exteriores, Pawel Jablonski, expresó el año pasado su preocupación por los lazos entre Polonia e Israel, afirmando que “la fórmula actual de viajes organizados de jóvenes israelíes a Polonia requiere revisiones debido a problemas sistémicos que conducen al refuerzo de nociones erróneas”.
En la declaración del martes no se indicaba cómo se había resuelto el desacuerdo ni si Israel había aceptado cambios en el plan de estudios para hacer hincapié en el relato polaco de los acontecimientos históricos.
Aunque el gobierno polaco había aprobado previamente que los agentes del Shin Bet que se encargaban de la seguridad de los viajes llevaran armas de fuego, ahora esto estaba estrictamente prohibido.
Según Ynet, se llegó a un acuerdo por el que la seguridad polaca supervisaría las excursiones y se permitiría la participación de guardias israelíes en caso de peligro excepcional.
El ministro de Educación de Israel, Yoav Kisch, agradeció el martes a su colega polaco, Zbigniew Rau, la reanudación de las visitas de los jóvenes, calificándola de “alta prioridad”, y dijo: “Es muy importante enseñar a los niños israelíes a conocer el Holocausto… una parte integral de la historia judía”.
El trato dispensado por Polonia a su comunidad judía durante el Holocausto ya había sido fuente de tensiones entre ambos países, y la decisión de aplazar las visitas escolares solo sirvió para avivar la situación.
Durante el verano, entre el 11.º y el 12.º curso de secundaria, muchos estudiantes judíos israelíes van a Polonia para visitar los campos de concentración, donde aprenden sobre el Holocausto y presentan sus respetos a los muertos. Más de 40.000 estudiantes israelíes solían viajar anualmente antes de la pandemia de COVID-19, pero hoy en día solo asiste un pequeño porcentaje de esos alumnos.
El gobierno polaco nunca cooperó con los nazis a pesar de que su país fue el primero en ser ocupado por el Tercer Reich. Durante el Holocausto, muchos polacos arriesgaron sus vidas para salvar a judíos, mientras que otros miembros de la resistencia polaca y del gobierno en el exilio trabajaron para concienciar a la opinión pública internacional sobre la atrocidad.
Sin embargo, los investigadores del Holocausto han acumulado una montaña de pruebas que sugieren que los polacos asesinaron a judíos que huían de los nazis o chantajearon a judíos vulnerables para obtener beneficios económicos.
La mayoría de los campos de exterminio nazis estaban situados en Polonia, que albergaba una considerable población judía de unos 3 millones de personas.