Un museo londinense se niega a modificar la descripción de las leyes raciales nazis que señala que estas afectaban únicamente a judíos “observantes”, pese a que académicos han calificado de “absurda” la redacción de una exposición, según informaron medios británicos.
La descripción del Imperial War Museum indica que, según las Leyes de Núremberg de 1935, una persona era considerada judía en función del número de abuelos judíos observantes que tuviera. Sin embargo, la legislación antisemita no contemplaba la observancia religiosa como criterio; en cambio, clasificaba como judío a cualquier individuo con tres o cuatro abuelos judíos, mientras que aquellos con uno o dos abuelos judíos eran definidos como de raza mixta, o Mischlinge. Estas leyes despojaron a los judíos de la ciudadanía alemana y les prohibieron contraer matrimonio o mantener relaciones sexuales con alemanes étnicos.
Una académica jubilada de Nueva York, que prefirió mantenerse en el anonimato, declaró al diario The Guardian en un artículo publicado la semana pasada que notó la descripción durante una visita al museo el año pasado. Aunque expresó que quedó “sumamente impresionada” por el resto de las exposiciones, comunicó al museo que la redacción referida a los abuelos judíos observantes, por su falta de precisión histórica, debía corregirse.
La académica señaló al periódico británico que la descripción ignora a la gran mayoría de la población judía no observante y destacó que los nazis buscaban eliminar a todos los judíos, independientemente de su grado de religiosidad. “Esta representación tan engañosa de la perspectiva nazi resulta, a mi juicio, reprobable que permanezca en el dominio público”, afirmó.
En respuesta, la directora general del museo, Caro Howell, comunicó a la académica que el museo mantendría las decisiones curatoriales tomadas, las cuales habían sido revisadas por expertos asesores, según un correo citado por The Guardian. Howell sostuvo que la integridad del museo se vería comprometida si realizara cambios cada vez que surgieran cuestiones de “matices interpretativos”.
Según The Guardian, la académica consultó el asunto con Christopher Browning, historiador del Holocausto y testigo experto en el juicio por difamación contra David Irving en 2000, y con Timothy Snyder, autor de varios libros sobre los crímenes nazis. Browning explicó: “El criterio no era si el abuelo era observante, sino si su nacimiento había sido registrado en la comunidad judía. Aunque el abuelo hubiera posteriormente abrazado el cristianismo, si estaba registrado como judío al nacer, ese era el factor determinante para los nazis”.
Snyder, por su parte, insistió: “No importaba si los abuelos eran observantes. La redacción sugiere erróneamente que alguien podía escapar de la persecución por tener abuelos no observantes”. Añadió: “Tal como está redactado, se insinúa que los ‘malos judíos’, es decir, aquellos con un trasfondo secular o reformista, podrían haberse librado de las persecuciones previas al Holocausto, mientras que los ‘buenos judíos’, los de origen religioso u ortodoxo, fueron las víctimas. Esto es un disparate”.
Tras enviar los comentarios de los expertos al museo, Howell respondió que no continuaría con la correspondencia y que el debate “corre el riesgo de generar división entre personas que deberían trabajar unidas”. El Dr. Robin Douglas, miembro del Centro de Londres para el Estudio del Antisemitismo Contemporáneo, declaró a UK Jewish News que la descripción del museo malinterpreta la ley al sugerir que el abuelo debía haber sido un judío piadosamente observante en la edad adulta, cuando en realidad la norma se refería a que el abuelo hubiera sido inscrito en los registros religiosos judíos al nacer. “El hecho de que los nazis recurrieran a un criterio religiosamente determinado para definir la judeidad revela la vacuidad de sus supuestas ideas científicas”, afirmó.
En respuesta al informe, un portavoz del museo declaró a The Guardian que era “inevitable” que los visitantes plantearan cuestiones de interpretación y defendió la elección de las palabras utilizadas en la exposición. “El panel informativo fue rigurosamente revisado y editado por los curadores del museo, varios académicos internacionales de renombre y miembros de comunidades judías antes de su publicación”, aseguró el portavoz.