Israel suministra misiles a India en medio de crecientes tensiones con Pakistán tras un ataque en Cachemira y disputas por el agua.
Israel arma a India mientras Pakistán amenaza con guerra
India intensificó su preparación militar con misiles y drones de fabricación israelí tras un ataque terrorista en Cachemira que dejó 26 muertos, el más letal contra civiles en casi dos décadas. El grupo Resistencia de Cachemira, vinculado a Lashkar-e-Taiba, con base en Pakistán, reivindicó el atentado perpetrado el 22 de abril de 2025 en el valle de Baisaran, cerca de Pahalgam. Narendra Modi, primer ministro indio, acusó a Pakistán de respaldar el terrorismo transfronterizo, sin presentar pruebas públicas, y suspendió el Tratado de Aguas del Indo de 1960, un acuerdo clave que regula el reparto de ríos entre ambos países. Pakistán, por su parte, calificó esta medida como un “acto de guerra” y advirtió que su arsenal nuclear, con más de 130 misiles balísticos, está dirigido exclusivamente a India.
En respuesta, India desplegó maniobras militares, incluyendo ejercicios aéreos masivos con cazas de combate, y fortaleció su arsenal con equipos israelíes. Desde la Guerra de Kargil en 1999, Israel ha sido un proveedor clave para India, consolidándose como su segundo mayor exportador de armas después de Rusia. Entre 2001 y 2021, India adquirió equipos militares israelíes por 4.200 millones de dólares, incluyendo sistemas de misiles Barak-8, drones Heron, y radares avanzados. En 2022, India representó el 42,1% de las exportaciones de defensa israelíes, un comercio que no se ha visto afectado por conflictos como el de Gaza en 2023-2024. La cooperación incluye la producción conjunta de drones Hermes 900 en Hyderabad, en una planta de Adani Group y Elbit Systems, algunos de los cuales se reexportan a Israel.
La escalada ocurre en un momento de auge económico para India, con un crecimiento proyectado del 7% para 2025, impulsado por sectores como tecnología y manufactura. Sin embargo, la inestabilidad regional amenaza este progreso. Los enfrentamientos en la Línea de Control en Cachemira, donde tropas indias y paquistaníes intercambiaron fuego durante tres días consecutivos tras el ataque, han reavivado temores de un conflicto mayor. India ha intensificado operaciones antiterroristas, demoliendo 10 viviendas vinculadas a terroristas y deteniendo a unos 1.500 jóvenes en redadas. Estas acciones han generado críticas de grupos de derechos humanos, que denuncian tácticas de mano dura.
El ministro de Defensa paquistaní, Khawaja Asif, afirmó que cualquier ataque indio provocaría una respuesta proporcional, mientras el ministro indio Rajnath Singh prometió un “castigo adecuado” a los responsables del atentado. Pakistán también cerró su espacio aéreo a aerolíneas indias y suspendió el comercio bilateral, medidas que agravan las ya frágiles relaciones diplomáticas. La retórica belicista recuerda la crisis de Balakot en 2019, cuando un atentado en Pulwama llevó a India a realizar ataques aéreos en territorio paquistaní, seguidos de una respuesta de Islamabad que incluyó el derribo de un caza indio.
Claves de la guerra India-Pakistán y el rol de Israel
- Ataque en Cachemira: 26 muertos en el valle de Baisaran, el peor atentado contra civiles en 20 años, atribuido a un grupo ligado a Pakistán.
- Crisis del agua: India suspendió el Tratado de Aguas del Indo, lo que Pakistán considera un “acto de guerra”. El río Indo es vital para ambos países.
- Cooperación India-Israel: Israel exportó armas por 2.900 millones de dólares a India en la última década, incluyendo drones y misiles.
- Respuesta militar: India realiza ejercicios aéreos y refuerza Cachemira con tecnología israelí, mientras Pakistán amenaza con su arsenal nuclear.
- Impacto económico: La tensión pone en riesgo el crecimiento del 7% de India, clave para su comercio con el Golfo y remesas de 9 millones de trabajadores.
Tensiones nucleares y apoyo internacional a India
La rivalidad entre India y Pakistán, ambos con arsenales nucleares, eleva la preocupación global. La doctrina militar paquistaní de Disuasión de Espectro Completo prioriza armas nucleares tácticas para contrarrestar amenazas convencionales, mientras que la estrategia india de Inicio Frío busca ataques rápidos antes de una escalada. Analistas como Michael Kugelman advierten que, aunque una guerra total es improbable, el riesgo de error de cálculo es alto. La suspensión del Tratado de Aguas del Indo intensificó la crisis, con la apertura de la presa de Uri por parte de India causando inundaciones en Cachemira administrada por Pakistán.
Israel y Estados Unidos expresaron su apoyo a India tras el ataque. Publicaciones en X destacaron que Israel y EE. UU. respaldan a Nueva Delhi, mientras Turquía habría enviado seis aviones Hércules con armas para reforzar a Pakistán, según fuentes no confirmadas. Esta polarización geopolítica complica la mediación internacional, que históricamente ha sido liderada por Washington en crisis previas, pero ahora parece ausente. La visita del vicepresidente estadounidense JD Vance a India durante el atentado sugiere que el ataque buscó atraer atención global al conflicto de Cachemira.
La cooperación militar entre India e Israel se remonta a la Guerra de Kargil, cuando Israel suministró morteros, municiones y misiles guiados por láser, a pesar de presiones occidentales para retrasar los envíos. Desde entonces, la relación se ha fortalecido con acuerdos como el de Innovación Bilateral de 2021 entre la Organización de Investigación y Desarrollo de Defensa india y su homóloga israelí. Equipos como el sistema de alerta temprana Phalcon y los misiles antitanque Spike han mejorado las capacidades de inteligencia y vigilancia de India, especialmente en las fronteras con Pakistán y China.
El comercio bilateral entre India e Israel creció de 200 millones de dólares en 1992 a 4.520 millones en 2014, con India exportando diamantes y petróleo crudo, e Israel proporcionando tecnología avanzada. La estabilidad en Cachemira, promovida por Nueva Delhi como un logro reciente, se ve ahora amenazada por el resurgimiento de la violencia. La decisión de India de cerrar el cruce fronterizo Attari-Wagah y expulsar a ciudadanos paquistaníes en 48 horas refleja la gravedad de la crisis, mientras Pakistán amenaza con suspender el Acuerdo de Simla, que estableció la Línea de Control tras la guerra de 1971.
Escenario regional y perspectivas
La región de Cachemira, dividida entre India y Pakistán desde 1947, ha sido escenario de tres guerras y múltiples enfrentamientos. El atentado de 2025 revive el espectro de conflictos pasados, como el de Mumbai en 2008, que llevó a India a adoptar tecnologías israelíes de seguridad, incluyendo el software Pegasus y sistemas de monitoreo electrónico. La actual escalada coincide con un contexto de debilitamiento del ejército paquistaní, que enfrenta críticas internas tras la detención del ex primer ministro Imran Khan y una serie de atentados dentro de sus fronteras.
India, por su parte, busca reducir su dependencia de armas rusas, diversificando proveedores hacia Israel y Francia. Entre 2012 y 2022, India importó armas por 37.000 millones de dólares, siendo el mayor comprador mundial. Israel, como cuarto proveedor, ha capitalizado esta demanda con equipos como el sistema de misiles Spyder y drones Harop, esenciales para operaciones en el valle de Cachemira y la frontera con China. La colaboración tecnológica, como el desarrollo conjunto del Barak-8, refuerza la alianza estratégica.
La crisis actual pone a prueba la capacidad de ambos países para evitar una escalada mayor. La comunidad internacional, hasta ahora sin un rol claro, enfrenta el desafío de mediar entre dos potencias nucleares en un contexto de polarización global. Mientras India refuerza su posición con el respaldo de Israel y EE. UU., Pakistán busca aliados como Turquía, lo que podría complicar aún más la dinámica regional. La suspensión de acuerdos bilaterales y el aumento de la retórica belicista sugieren que la paz en el sur de Asia pende de un hilo.