Municiones de la guerra civil en Siria explotaron en la ciudad portuaria de Latakia, derrumbando un edificio y causando la muerte de al menos 16 personas, informó la Defensa Civil Siria el domingo.
El grupo de paramédicos Cascos Blancos confirmó la recuperación de 16 cuerpos, incluidos cinco mujeres y cinco niños, tras una búsqueda entre los escombros que se extendió durante la noche. Además, 18 personas resultaron heridas.
Imágenes difundidas por la agencia estatal SANA mostraban una densa columna de humo elevándose sobre el barrio de Al-Rimal, en el sur de Latakia, y una montaña de escombros en el lugar donde antes se erigía el edificio.
El estallido ocurrió el sábado, el mismo día en que los sirios recordaban el 14º aniversario del inicio de las protestas que desembocaron en la guerra civil. El régimen de Bashar al-Assad, con respaldo iraní, reprimió el levantamiento con violencia, dando inicio al conflicto que aún deja secuelas en el país.
Vecinos y rescatistas indicaron que la explosión tuvo lugar en un depósito de chatarra ubicado en la planta baja del edificio. Según SANA, un comerciante de metales manipuló una munición sin detonar en un intento de extraer el metal, lo que habría provocado el estallido.
Ward Jammoul, un residente de 32 años, relató a la agencia AFP que la explosión fue “ensordecedora” y que el edificio quedó “completamente destruido”. Mencionó que decenas de personas se reunieron para ayudar en el rescate de posibles sobrevivientes atrapados bajo los restos.
Desde el inicio de la guerra en Siria, las explosiones de municiones sin detonar han causado alrededor de un centenar de muertes, según Naciones Unidas. Durante los últimos 13 años, se han eliminado más de 1.400 artefactos explosivos y se han identificado zonas contaminadas con minas en Idleb, Alepo, Hama, Deir Ezzor y Latakia.
El mes pasado, la organización Humanidad e Inclusión advirtió que entre 100.000 y 300.000 municiones de la guerra siguen sin explotar en Siria.
Latakia, una ciudad portuaria estratégica, ha sido escenario de un reciente repunte de la violencia. Fuerzas leales a Assad emboscaron a una patrulla de seguridad del nuevo régimen sirio, lo que desató enfrentamientos. En respuesta, el gobierno interino de Ahmed al-Sharaa reprimió la insurgencia, generando destrucción y una serie de ataques de venganza contra la comunidad alauita, vinculada a la familia Assad.
Más de 1.000 personas han muerto en estos episodios de violencia. Assad huyó del país en diciembre, cuando las fuerzas rebeldes lideradas por la facción islamista Hayat Tahrir al-Sham, escindida de Al Qaeda, avanzaron hacia Damasco.
Israel ha identificado a al-Sharaa como un terrorista y ha declarado que no tolerará la presencia de sus fuerzas cerca de su frontera. El jueves, Israel bombardeó Damasco, y el ministro de Defensa, Israel Katz, afirmó que “el terrorismo islámico no tendrá refugio en Damasco”.
Tras la caída de Assad, Israel asumió el control del lado sirio de la zona desmilitarizada establecida en el Acuerdo de Retirada de 1974. Al-Sharaa ha exigido la retirada israelí del territorio.