AMÁN (Reuters) – Decenas de refugiados sirios que huyeron del país para escapar de la persecución han sufrido abusos a manos de las autoridades o de las milicias progubernamentales después de regresar a casa, dijo Human Rights Watch en un informe el miércoles.
El informe documentó 65 casos de arrestos, detenciones arbitrarias, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas entre 2017 y 2021 entre los retornados de Líbano y Jordania, acusando además a las autoridades de Beirut de llevar a cabo una “agresiva agenda de retornos” contra los refugiados.
“Hemos visto que el gobierno sirio sigue cometiendo los mismos abusos desde (el inicio de la guerra en) 2011 sin ningún cambio”, dijo a Reuters Sara Kayyali, investigadora sobre Siria del grupo de derechos con sede en Estados Unidos.
“Las razones por las que huyeron en primer lugar siguen ahí”.
Entre los relatos documentados por HRW se encuentra el caso de un hombre identificado como Shadi, encarcelado tras regresar de Jordania y, en enero, obligado a observar las torturas de otros detenidos.
“Me llevaron a ver una investigación de un hombre de 60 años. Le pasaron electricidad por el cuerpo… Le golpearon hasta que olvidó cómo se llamaba”, dijo Shadi a los investigadores.
“Interrogaron a otro hombre delante de mí. Tenía 80 años, era diabético y lo electrocutaron. Se quedó ciego. Murió en nuestra celda unos días después”.
El informe de HRW, titulado “Nuestras vidas son como la muerte”, también entrevistó a funcionarios de organismos de la ONU, organizaciones no gubernamentales y abogados.
El conflicto de Siria ha matado a cientos de miles de personas y ha desplazado a millones.
Las autoridades han negado que los refugiados que regresan se enfrenten a torturas y represalias, y el dictador Bashar al Assad ha afirmado que millones de ellos están siendo intimidados para que se queden en los países de acogida que se benefician de la ayuda internacional para ellos.
Pero HRW acusó a Líbano -que está sumido en una crisis económica y política- de llevar a cabo una “agresiva agenda de retornos”, con decretos para dificultar la vida de los refugiados, además de deportaciones sumarias.
El ministro de Asuntos Sociales, Hector Hajjar, dijo que Líbano se había comprometido a no forzar el retorno de los refugiados sirios y a garantizar su eventual regreso seguro respetando los tratados internacionales.
Todos los países deben detener las repatriaciones forzosas a Siria, añadió HRW.
“Cualquier llamamiento a devolverlos (a los refugiados) de forma prematura va a suponer que se enfrenten a graves riesgos e incluso a la muerte”, dijo Kayyali.
Jordania, por su parte, no ha impulsado públicamente las repatriaciones organizadas a gran escala, pero ha cerrado muchos puestos de trabajo a los extranjeros, dijo HRW, una medida que, según las autoridades, está destinada a aliviar el desempleo entre los locales.
A pesar del empeoramiento de la situación de los refugiados en Líbano y Jordania, el número de retornos espontáneos no ha aumentado significativamente, añadió HRW.
“Si es seguro, en Siria, ¿quién no piensa en volver a su país? Pero ahora no es seguro… Nada nos anima a volver”, dijo un refugiado, llamado Abou Alaa, en un campamento en Akkar, Líbano.