Figuras chiíes pro-Irán rechazan invitación oficial del primer ministro iraquí al líder sirio Sharaa para asistir a la próxima cumbre árabe.
Postura oficial de Irak choca con críticas de influyentes chiíes
La confirmación del primer ministro Mohammed Shia al-Sudani sobre la invitación formal al presidente sirio Ahmed al-Sharaa para la cumbre de la Liga Árabe ha generado tensiones políticas en Irak. Este encuentro, programado para el 17 de mayo en Bagdad, sería la primera visita oficial de Sharaa tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024.
Desde el ámbito político chií pro-Irán, varias voces han expresado su rechazo, destacando el partido Dawa, dirigido por el ex primer ministro Nuri al-Maliki. El 17 de abril, Dawa emitió un comunicado donde subrayó que ningún asistente a la cumbre debe tener antecedentes judiciales.
El rechazo se ha intensificado con la publicación, el 16 de abril, de documentos filtrados por Sabereen, un medio vinculado a Asa’ib Ahl al-Haq, que señalan a Sharaa como exdetenido por vínculos con al-Qaeda. Según estos documentos, habría sido capturado en 2005 por tropas estadounidenses y recluido en los centros de Camp Bucca y luego Camp Taji, hasta su liberación en 2011.
Estos antecedentes, difundidos un día antes del anuncio de la invitación, han provocado dudas sobre la idoneidad de recibirlo, a pesar de que las pruebas no resultaron concluyentes para condenarlo entonces.
Detalles clave sobre la trayectoria de Sharaa y el contexto iraquí
- Sharaa fue arrestado por fuerzas estadounidenses en 2005 y liberado en 2011 por falta de pruebas.
- Aún existe una orden de arresto activa en Irak en su contra, según fuentes de seguridad.
- El partido Dawa exige que ningún asistente a la cumbre tenga cargos judiciales pendientes.
- La cumbre del 17 de mayo será la primera celebrada en Bagdad en más de una década.
- Irak busca usar el evento para consolidar su influencia regional y reforzar la cooperación con Siria.
Fuentes oficiales no descartan ignorar la orden de arresto vigente
Autoridades de seguridad iraquíes, citadas por la AFP el 18 de abril, confirmaron que la orden de arresto contra Sharaa sigue técnicamente activa. Sin embargo, admitieron que el gobierno podría no aplicarla para preservar las relaciones con Damasco.
Esta postura se alinea con los esfuerzos recientes para consolidar la cooperación bilateral. En marzo, el ministro sirio de Exteriores, Asaad al-Shaibani, visitó Irak y expresó su interés en fortalecer los lazos en materia de comercio y seguridad.
El 17 de abril, Sharaa se reunió con Sudani en Doha, en un encuentro facilitado por el emir de Catar, Sheikh Tamim bin Hamad Al Thani. Discutieron temas como la reapertura de fronteras y la participación de Siria en la cumbre.
Este acercamiento diplomático forma parte de una estrategia para estabilizar la región, pese a la resistencia de sectores chiíes que cuestionan el liderazgo de Sharaa.
División entre actores políticos refleja tensión interna en Irak
Las posturas sobre la invitación a Sharaa no son homogéneas en el panorama político iraquí. El legislador Radi al-Najm, de la coalición Estado de derecho, defendió el derecho soberano de Irak a elegir sus invitados, argumentando que la mayoría de líderes árabes estarán presentes.
No obstante, el presidente del Parlamento, Mahmoud al-Mashhadani, manifestó el 1 de marzo su preocupación por posibles reacciones adversas dentro de la sociedad iraquí ante la visita del presidente sirio, según reportó Shafaq News.
La figura de Sharaa genera desconfianza debido a su rol como líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), organización que, aunque rompió con al-Qaeda en 2016, sigue siendo vista con recelo por varios sectores en Irak.
Este escenario refleja las tensiones entre quienes impulsan una normalización de relaciones con Siria y aquellos que, alineados con Irán, rechazan cualquier forma de legitimación de figuras vinculadas a grupos extremistas.
Antecedentes del líder sirio agravan el rechazo de opositores
Según información publicada por The New Arab el 17 de abril, Sharaa, también conocido como Abu Mohammad al-Julani, se unió a al-Qaeda en Irak después de la invasión de 2003. Participó en acciones contra las fuerzas estadounidenses y el gobierno iraquí, lo que llevó a su detención en Camp Bucca.
Este centro es recordado por haber albergado a figuras clave del extremismo regional, como Abu Bakr al-Baghdadi, fundador del Estado Islámico. Los críticos de Sharaa lo acusan de haber cometido “crímenes” contra ciudadanos iraquíes.
Sin embargo, el experto Aaron Zelin, del Washington Institute, comentó el 17 de abril en X que los documentos recientemente filtrados confirman en parte lo que el propio Sharaa ha reconocido sobre su pasado. Aun así, persisten dudas sobre su relación con al-Baghdadi y su rol en Jabhat al-Nusra.
Estas revelaciones han servido como argumento para los opositores a su presencia en Irak, pese a los esfuerzos diplomáticos para reforzar los vínculos entre ambos países.
Cumbre árabe expone tensiones geopolíticas y sectarias en la región
El vicecanciller Hisham al-Alawi afirmó el 1 de marzo que el gobierno iraquí trabaja para garantizar el éxito de la cumbre, donde se debatirán temas como la causa palestina y la situación en Siria. Sudani justificó la invitación a Sharaa como parte de un proceso inclusivo que busca estabilidad regional.
En diciembre de 2024, Sharaa envió un mensaje al gobierno iraquí pidiendo no desplegar a las Fuerzas de Movilización Popular en Siria. Fadi al-Shammari, asesor del primer ministro, respondió reafirmando la política de no injerencia de Irak.
Estos intercambios reflejan la guerra entre el nuevo liderazgo sirio, que cuenta con el respaldo de países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, y la influencia de Irán sobre sectores políticos y militares iraquíes.
El regreso de Siria al panorama diplomático regional, tras la caída de Assad, reconfigura el equilibrio de poder en Medio Oriente. Mientras tanto, Irak enfrenta el reto de conciliar intereses contradictorios en su política exterior.
Bagdad intenta equilibrar presiones internas y exigencias regionales
El 12 de febrero, Dylan Ghafoor, presidenta del comité de relaciones exteriores del Parlamento iraquí, aseguró a The New Arab que la responsabilidad de cursar invitaciones corresponde a la Liga Árabe, y que aún no se ha confirmado oficialmente la participación de Sharaa.
Esta indefinición revela el complejo escenario en el que se encuentra Bagdad, entre exigencias de sus aliados regionales y las presiones de sectores políticos internos.
El discurso de Nuri al-Maliki en 2023, donde advirtió desde Kerbala sobre un supuesto “peligro” procedente de Damasco, ha sido interpretado como un mensaje contra el liderazgo suní de Sharaa y sus implicaciones sectarias.
No obstante, el gobierno de Sudani ha mantenido una postura pragmática, destacando la soberanía iraquí y la necesidad de cooperación con Siria en temas como el narcotráfico y la lucha contra el terrorismo.