El sábado, Siria formalizó la jura de su nuevo gobierno de transición, marcando un paso decisivo cuatro meses después del derrocamiento de la familia Assad. El nuevo gabinete, compuesto por 23 miembros de diversos orígenes étnicos y religiosos, asume la conducción del país durante un período de transición de cinco años, en reemplazo del gobierno interino formado tras la caída de Bashar Assad en diciembre.
Bajo la nueva constitución temporal firmada por el presidente interino Ahmed al-Sharaa, el gobierno operará sin un primer ministro y estará encabezado por un secretario general. A excepción de los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores, todos los funcionarios son nuevos. El nombramiento de Anas Khattab como ministro del Interior destaca por su anterior rol como jefe de inteligencia.
Durante la ceremonia, Sharaa declaró que la formación del nuevo gobierno representa una voluntad colectiva de construir un nuevo Estado. Por su parte, el ministro de Defensa Murhaf Abu Qasra señaló que su objetivo es desarrollar un ejército profesional representativo del pueblo sirio.
El nuevo gabinete no incluye a representantes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) ni de la administración autónoma kurda del noreste del país. Sin embargo, Sharaa firmó recientemente un acuerdo con el comandante de las FDS, Mazloum Abdi, para un alto el fuego nacional y la integración de esta fuerza respaldada por Estados Unidos al ejército nacional.
Entre los nuevos ministros se encuentra Hind Kabawat, primera mujer en ingresar al nuevo gobierno como ministra de Asuntos Sociales y Trabajo. Kabawat, activista cristiana y opositora de Assad desde 2011, simboliza el compromiso con la inclusión. Raed Saleh, exdirector de los Cascos Blancos, asumió el Ministerio de Desastres de Emergencia. Mohammed Terko, kurdo sirio establecido en Damasco, fue designado ministro de Educación. En tanto, Mohammed al-Bashir, líder del gobierno interino tras la caída de Assad, se encargará del Ministerio de Energía, con la misión de reconstruir los sectores eléctrico y petrolero devastados por 14 años de guerra.
La principal tarea del nuevo gabinete será restaurar la estabilidad nacional y cerrar el ciclo de violencia, luego de recientes asesinatos por venganza en la región costera, bastión de la comunidad alauita, de la que proviene Assad. Ese brote de violencia dejó más de 1.000 muertos, en su mayoría alauitas.
La inclusión de figuras de minorías religiosas, incluida una alauita, junto con una mujer en el gabinete, busca enviar una señal política a los países occidentales que exigen participación diversa en el futuro político de Siria. Esta estrategia también intenta presionar para el levantamiento de las sanciones impuestas al régimen anterior, que siguen afectando gravemente a la economía siria. La ONU estima que el 90 % de la población vive por debajo del umbral de pobreza, mientras millones enfrentan recortes en la ayuda alimentaria.
Horas antes del anuncio, el Departamento de Estado de EE. UU. alertó a sus ciudadanos sobre posibles ataques durante la festividad del Eid al-Fitr. Se advirtió que embajadas, organizaciones internacionales y entidades públicas sirias en Damasco podrían ser blanco de atentados, incluso por medio de atacantes individuales, armas de fuego o explosivos.