NICOSIA, Chipre (AFP) – Los sirios se están movilizando para apoyar a los ucranianos, compartiendo los conocimientos adquiridos durante años de guerra contra las fuerzas rusas, como la supervivencia a los bombardeos, la ayuda a los refugiados y la respuesta a los ataques químicos.
Tanto los ucranianos como los sirios, que buscan rendir cuentas por los estragos infligidos por las fuerzas rusas en sus países, sienten que está creciendo un vínculo único entre ellos.
El control del presidente sirio Bashar Assad sobre el poder parecía pender de un hilo tras el estallido de la guerra civil en 2011, hasta que las fuerzas rusas intervinieron cuatro años más tarde, volcando el conflicto a favor del régimen.
“Por nuestra experiencia en Siria, quizá seamos de los más capaces de entender el dolor del pueblo de Ucrania”, dijo Raed al-Saleh, jefe de la fuerza de Defensa Civil de Siria, conocida como los Cascos Blancos.
“Los sirios han vivido los bombardeos, las matanzas y los desplazamientos provocados por las fuerzas rusas”.
“El tiempo y el lugar han cambiado, pero la víctima es la misma -los civiles- y el asesino es el mismo: el régimen ruso”, dijo a la AFP.
Durante los combates en Siria, que se han cobrado más de 500.000 vidas, los Cascos Blancos han trabajado como primeros intervinientes, rescatando a miles de personas de entre los escombros de las casas bombardeadas por las fuerzas rusas y del régimen en las zonas de Siria controladas por los rebeldes.
El destino del puerto ucraniano de Mariupol, asediado en el sureste del país y escenario de algunos de los ataques más feroces de Moscú, ha suscitado comparaciones con los distritos orientales de la ciudad siria de Alepo, en el noroeste del país.
El antiguo bastión rebelde fue arrasado por ataques aéreos en 2016, durante un asedio de meses.
“Mira la ciudad de Mariupol. Es exactamente lo que hemos visto en la ciudad de Alepo, en Siria”, dijo el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky en un foro internacional el mes pasado.
Quería transmitir el mensaje de que “’Rusia siempre fue un mal actor, Alepo es la prueba de ello y ahora nos toca sufrir’¨, dijo a la AFP Emile Hokayem, analista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres.
“Se lo advertimos”
Este sufrimiento compartido ha impulsado una serie de iniciativas.
Una coalición de grupos ha puesto en marcha la Red Siria-Ucrania (SUN) que ha ayudado a los médicos sirios a viajar a Ucrania, dijo la coordinadora Olga Lautman, una ucraniana que vive en Washington.
“Nos coordinaremos [con] expertos sirios en la documentación de crímenes de guerra y ataques químicos”, dijo Lautman a la AFP.
Lautman explicó que el proyecto surgió del “deseo de los sirios de utilizar su experiencia para ayudar”, y describió el “vínculo” que se está formando entre los dos pueblos.
En el noroeste de Idlib, una de las últimas zonas rebeldes de Siria, los médicos de la Academia de Ciencias de la Salud están formando en línea a médicos y enfermeros ucranianos, según su presidente Abdullah Abdulaziz Alhaji.
Los ucranianos piden sobre todo aprender sobre los ataques químicos, dijo. “Quieren beneficiarse de nuestra experiencia”.
Aunque no se ha confirmado el uso de armas químicas en Ucrania, durante el conflicto sirio se registraron ataques con cloro o gas sulfúrico, según la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
Los socorristas de los Cascos Blancos también están filmando vídeos tutoriales para los ucranianos sobre el tratamiento de las víctimas.
En la frontera ucraniano-rumana, el sirio Omar Alshakal, fundador de la asociación Refugee4Refugees, ayuda a los ucranianos que huyen de la guerra.
Y activistas ucranianos y sirios lanzarán el miércoles un “Convoy de Libertad y Justicia” desde París hasta la frontera ucraniano-polaca para mostrar la “solidaridad del pueblo sirio”.
“Los sirios están muy interesados en abrazar la causa de Ucrania porque ayuda a reavivar la desvanecida atención internacional a su propia tragedia y a decir a los occidentales: ‘Os advertimos pero preferisteis mirar hacia otro lado’“, dijo Hokayem.
Responsabilidad
Charles Lister, del Instituto de Oriente Medio, señaló que los activistas sirios han “intentado subirse a esta ola de sentimiento antirruso, para reforzar la causa siria, pero también para fomentar nuevas y significativas relaciones geopolíticas en Ucrania”.
Los líderes de la oposición siria se han reunido con dirigentes ucranianos al margen de encuentros internacionales, y “sus experiencias compartidas han sido un claro motivo de unidad”, dijo a la AFP.
La cuestión más importante para ambos es si Moscú -y en Siria el presidente Assad, respaldado por el Kremlin- rendirá cuentas algún día.
“Si Putin tuvo que rendir cuentas por sus crímenes en Ucrania, esto significa que también tendrá que rendir cuentas por sus crímenes en Siria. Pero si Putin se sale con la suya, el siguiente crimen será sólo cuestión de tiempo”, ha declarado Saleh, de los Cascos Blancos.
El mes pasado, Agnes Callamard, de Amnistía Internacional, señaló que la situación en Ucrania “es una repetición de lo que hemos visto en Siria”.
Muchos han señalado las similitudes de las tácticas rusas en Siria y Ucrania, desde el ataque a las infraestructuras hasta el establecimiento de los llamados corredores seguros y las treguas con el objetivo de vaciar las ciudades.
Moscú ha demostrado una “falta de principios morales… ya sea en sus acciones en Siria o en Ucrania”, dijo Ivan Cherevychny, de 71 años, residente en la ciudad ucraniana de Zaporizhzhia.
También criticó “la actitud irresponsable de las Naciones Unidas y de los líderes mundiales” ante las dos crisis.
Otros alegaron que varios comandantes que ahora desempeñan papeles destacados en la invasión rusa habían participado en la guerra siria, nombrando entre otros a Alexander Lapin y Alexander Dvornikov, comandante de las fuerzas rusas en Siria en 2016.
“Rusia utilizó Siria como campo de entrenamiento para probar la eficacia de los ataques contra la infraestructura residencial, social y económica”, dijo un destacado abogado ucraniano convertido en combatiente de Kiev, que solo quiso ser identificado como Oleg.
La destrucción de las infraestructuras hace que el país sea “inadecuado para la vida”, añadió.