El derrocamiento de Bashar al-Assad ha reconfigurado el tablero geopolítico, favoreciendo a Turquía en su rivalidad con Rusia y sus intereses en Siria.
El impacto del colapso del régimen de Assad en Siria
La caída del régimen sirio de Bashar al-Assad ha desencadenado una serie de maniobras diplomáticas entre Rusia y Turquía, redefiniendo su competencia en la región. Mientras Turquía respaldó a los rebeldes victoriosos, Moscú sufrió una significativa pérdida de influencia.
“En el juego entre zares y sultanes, esta vez los sultanes han ganado”, declaró Soner Cagaptay, director del Programa de Investigación Turca del Washington Institute. Según él, esta situación demuestra que Turquía ha sido más estratégica que Rusia en este enfrentamiento.
La relación entre Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin se caracteriza por una combinación de cooperación y rivalidad. Ambos líderes han encontrado motivos para elogiarse mutuamente mientras compiten por intereses políticos y económicos, como lo demuestran los conflictos en Siria, Ucrania y otros escenarios internacionales.
Desde el inicio de la guerra civil siria en 2011, Rusia y Turquía han apoyado a bandos opuestos. Momentos de alta tensión, como el derribo de un avión ruso por parte de un caza turco en 2015, marcaron profundamente su relación, aunque lograron superar los desacuerdos mediante disculpas y acuerdos estratégicos.
Principales puntos de tensión entre Rusia y Turquía
- Derribo del avión ruso por Turquía en 2015, que desató sanciones económicas por parte de Moscú.
- La rivalidad en Libia, donde ambos países apoyaron bandos opuestos.
- Competencia por influencia en Asia Central, una región históricamente vinculada a Rusia.
- la guerra en Karabaj, donde Azerbaiyán, aliado de Turquía, derrotó a fuerzas respaldadas por Rusia.
- Turquía se convirtió en una puerta clave para Rusia tras las sanciones de Occidente por la invasión de Ucrania.
La relación Turquía-Rusia: competencia y colaboración
Además de las tensiones geopolíticas, los lazos económicos entre Rusia y Turquía han prosperado significativamente. Rusia ha proporcionado a Turquía sistemas avanzados de defensa, gas natural y ha construido su primera planta nuclear, fortaleciendo los vínculos entre ambos países a pesar de sus desacuerdos en Siria y Ucrania.
La guerra en Ucrania ha generado una dependencia económica mutua. Turquía, al no sumarse a las sanciones occidentales contra Rusia, se ha consolidado como un socio clave para Moscú. Sin embargo, Ankara ha mantenido una postura ambivalente, defendiendo la integridad territorial de Ucrania mientras colabora con Rusia en varios frentes.
El equilibrio que Erdogan mantiene en su relación con Putin también ha permitido a Turquía obtener concesiones en temas energéticos y comerciales. A pesar de las fricciones, ambos países reconocen la necesidad de cooperar en ciertos ámbitos.
En marzo de 2022, Turquía lideró conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, aunque los esfuerzos fracasaron rápidamente. Más tarde, Ankara y Naciones Unidas lograron un acuerdo temporal para exportar granos ucranianos, lo que alivió la presión sobre los precios globales de los alimentos.
El futuro de Siria y la influencia de Moscú
La desintegración del régimen de Assad ha abierto un nuevo escenario en Siria, donde Turquía busca consolidar su influencia mientras Rusia intenta mantener una presencia mínima. Las tropas rusas, junto con los contratos de arrendamiento de sus bases militares, son parte de los esfuerzos del Kremlin para conservar relevancia en la región.
la guerra sirio sigue siendo un punto de fricción. Moscú intentó facilitar conversaciones entre Turquía y el régimen de Assad, pero las negociaciones no avanzaron debido a la negativa del líder sirio. Mientras tanto, el apoyo turco a la oposición armada fue clave para la reciente ofensiva que terminó con el control de Damasco.
A pesar de las pérdidas, Rusia ha intentado adaptarse al cambio político en Siria, ofreciendo incentivos a los nuevos líderes del país y utilizando sus bases para actividades humanitarias. Según analistas, Moscú busca ser visto como un actor neutral por la oposición siria.
Perspectivas para Turquía y su relación con Occidente
El desenlace en Siria podría redefinir las relaciones entre Turquía y Estados Unidos. Si Washington respalda los intereses turcos contra los kurdos, Erdogan podría tomar una postura más firme frente a Rusia. Sin embargo, si Estados Unidos mantiene su alianza con las milicias kurdas, Turquía probablemente continuará jugando a equilibrar sus relaciones con todas las partes.
La caída de Assad también afecta a la dinámica en la región del Cáucaso, donde el reciente éxito de Azerbaiyán en Karabaj ha debilitado los lazos entre Moscú y Armenia. Este escenario beneficia a Ankara, que ha reforzado su influencia en el área.
El experto Emre Ersen subraya que, a pesar de los cambios en Siria, la relación entre Turquía y Rusia no será completamente devastada debido a sus fuertes vínculos económicos. Ambos países seguirán colaborando en temas energéticos y comerciales mientras gestionan sus diferencias políticas.