Empecemos por el final: ningún partido del sistema político israelí cree o defiende la idea de conceder la ciudadanía israelí a todos los palestinos que viven bajo el gobierno de la Autoridad Palestina, en el marco de la aplicación de la soberanía israelí en Judea y Samaria y el Valle del Jordán. Esto es un hecho, aunque no está del todo claro que el público israelí en general se dé cuenta de ello. Como regla general, toda la clase política y de defensa de Israel piensa que los palestinos deben mantener un gobierno autónomo de una u otra forma, que impida, en el futuro, la situación completamente teórica de que Israel nacionalice esta población.
Este principio se esbozó por primera vez en el acuerdo de paz con Egipto cuando el entonces Primer Ministro Menachem Begin buscó la autonomía palestina salvaguardando la seguridad nacional de Israel. Este principio fue adoptado por Itzjak Rabin en las elecciones de 1992, cuando determinó que Jerusalén no se dividiría, el Valle del Jordán y los poblados permanecerían en manos de Israel, la entidad palestina se desmilitarizaría e Israel conservaría la responsabilidad de su propia seguridad. Es importante decir que en los años noventa nadie argumentó que la aplicación de la soberanía en zonas no controladas por los palestinos significaría finalmente dar a los palestinos que viven en esas zonas la ciudadanía israelí. Esto nunca se dijo porque simplemente no es cierto.
Los intentos de los generales de izquierda, los campeones de avivar los temores, de intimidar al público en este sentido, son inapropiados y engañosos. Sin lugar a dudas, Israel puede aplicar la soberanía en el Valle del Jordán y en los poblados. La Autoridad Palestina seguirá existiendo, de manera similar al régimen de Hamás en Gaza. Los estadounidenses tampoco ven este esquema como un problema y no creen que una Autoridad Palestina desmilitarizada sea un problema en términos de derecho internacional.
Sólo para ilustrar, el Vaticano es un Estado a todos los efectos, emite pasaportes y opera embajadas diplomáticas, e incluso es miembro de las Naciones Unidas. Es importante entender, que el mundo diplomático es lo suficientemente flexible para acomodar una amplia gama de soluciones. El mundo de la defensa y la seguridad, por otro lado, es rígido. No se puede jugar con la seguridad de Israel. Para existir y prosperar, Israel necesita el Valle del Jordán y la mayor parte de Judea y Samaria, sin incluir las áreas bajo control de la Autoridad Palestina.
Recientemente me preguntaron mis colegas oficiales de alto rango de la izquierda: ¿Qué pasará si la Autoridad Palestina se derrumba, y qué pasará si cesa la cooperación en materia de seguridad con Jordania? La respuesta es que Israel es el factor estabilizador que sostiene a la Autoridad Palestina y a Jordania. El día en que Israel deje de ser estable, será el día en que ambas entidades colapsen.
Es más, estas preguntas son completamente irrelevantes para la cuestión de la aplicación de la soberanía. La Autoridad Palestina puede colapsar en el momento en que Mahmoud Abbas renuncie, y Jordania es un país construido sobre un castillo de naipes, cuyo futuro está envuelto en la niebla. En el contexto jordano, la solución no es confiar a largo plazo en los jordanos para mantener la paz a lo largo de la frontera, sino instalar mecanismos de seguridad similares a los de las demás fronteras de Israel, donde solo depende de sí mismo para su protección.
En cuanto a los palestinos, Israel debe formular un plan de respaldo para hacer frente a la posibilidad del colapso de la Autoridad Palestina. Tiene que considerar la posibilidad de transferir el control a los poderosos clanes dentro de las ciudades, mientras se replantea el establecimiento de un Estado palestino en Gaza, donde los palestinos ya tienen un Estado de hecho.
También tenemos la oportunidad de insistir en que todos los residentes palestinos de Judea y Samaria recuperen lo que se les quitó en contravención del derecho internacional, es decir: La ciudadanía jordana. En resumen, podemos avanzar hacia la soberanía con confianza y con la cabeza bien alta. Basta de mentiras, basta de engaños. Nadie tiene la intención de anexionar a los palestinos.