El rey Abdullah II de Jordania y su hijo, el príncipe heredero Hussein, llegaron en helicóptero a Naharayim, el enclave que Israel devolvió a manos jordanas durante el fin de semana, 25 años después del tratado de paz entre los dos países.
En un movimiento unilateral el año pasado, tras una manifestación masiva en Amman, Abdullah anunció que había decidido no extender a Israel la parte del tratado de paz jordano-israelí de 1994 que arrienda regiones de Arava y Naharayim.
Abdullah anunció el fin del arrendamiento de los enclaves de Tzofar y Naharayim y declaró la soberanía jordana en estas zonas durante un discurso pronunciado ayer en el Parlamento jordano con motivo de la apertura de la sesión parlamentaria.
También se refirió a la postura de Jordania en favor de un Estado palestino dentro de las fronteras de 1967 con el este de Jerusalén, su capital.
Tras la declaración de Abdullah, la bandera de Jordania fue izada sobre Naharayim.
La terminación del contrato de arrendamiento se produjo el año pasado cuando Jordania solicitó un aumento en la asignación de agua que Israel le transfería anualmente.
En ese momento, una delegación de altos funcionarios jordanos llegó a Israel y visitó el Mar de Galilea (Kinneret) para solicitar una asignación adicional de agua, “según lo estipulado en el acuerdo de paz”, debido a la grave sequía en Jordania.