Tres cosmonautas rusos despegan hacia la Estación Espacial Internacional. El veterano espacial ruso Oleg Artemyev y los novatos Denis Matveyev y Sergei Korsakov partieron, según mostró una transmisión en vivo de la NASA, iniciando un viaje de tres horas hacia el laboratorio orbital donde serán recibidos por una tripulación de dos rusos, cuatro estadounidenses y un alemán.
En los años transcurridos desde que la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Rusia en 2014 desencadenó una primera oleada de sanciones occidentales, el espacio ha demostrado ser un ámbito de cooperación atípico entre Moscú y sus homólogos estadounidenses y europeos.
Pero las tensiones, incluso en este campo, aumentaron después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, nombrara en 2018 a su aliado nacionalista Dmitri Rogozin -un entusiasta partidario de la actual invasión- al frente de la agencia espacial Roscosomos.
El mes pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció sanciones dirigidas a la industria aeroespacial de Moscú a raíz de la invasión rusa, lo que desencadenó oscuras advertencias de Rogozin.
“Si bloquean la cooperación con nosotros, ¿quién salvará a la ISS de una desorbitación incontrolada y de su caída en territorio estadounidense o europeo?”, escribió el jefe de Roscosomos en un tuit el mes pasado, señalando que la estación no sobrevuela gran parte de Rusia.
La ISS, una colaboración entre Estados Unidos, Canadá, Japón, la Agencia Espacial Europea y Rusia, está dividida en dos secciones: el segmento orbital estadounidense y el segmento orbital ruso.
En la actualidad, la ISS depende de un sistema de propulsión ruso para mantener su órbita, a unas 250 millas (400 kilómetros) sobre el nivel del mar, y el segmento estadounidense se encarga de la electricidad y los sistemas de soporte vital.
La NASA ha declarado que “sigue trabajando con todos nuestros socios internacionales, incluida la Corporación Espacial Estatal Roscosmos, para que la Estación Espacial Internacional siga funcionando de forma segura”.
En el último golpe a la cooperación espacial entre Rusia y Occidente, la Agencia Espacial Europea (ESA) dijo el jueves que suspendía su participación en una misión ruso-europea para aterrizar un rover en Marte.
Rogozin calificó la decisión de “amarga”, pero prometió que Roscosmos llevaría a cabo la misión por su cuenta.