El mundo pudo ver el jueves la primera imagen, salvaje pero borrosa, del agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y los astrónomos lo calificaron de “gigante gentil” con una dieta casi de hambre.
Los astrónomos creen que casi todas las galaxias, incluida la nuestra, tienen estos agujeros negros gigantes en su centro, donde la luz y la materia no pueden escapar, lo que hace extremadamente difícil obtener imágenes de ellos. La luz se dobla y retuerce caóticamente a causa de la gravedad al ser absorbida por el abismo junto con el gas y el polvo sobrecalentado.
La imagen coloreada desvelada el jueves procede del consorcio internacional que está detrás del Event Horizon Telescope, un conjunto de ocho radiotelescopios sincronizados en todo el mundo. Los esfuerzos anteriores habían descubierto que el agujero negro del centro de nuestra galaxia era demasiado inestable para obtener una buena imagen.
Feryal Ozel, de la Universidad de Arizona, llamó al agujero negro “el gigante amable del centro de nuestra galaxia” al anunciar el avance. Los agujeros negros engullen material galáctico, pero Ozel dijo que éste “come muy poco”.
El agujero negro de la Vía Láctea se llama Sagitario A(asterisco), cerca de la frontera de las constelaciones de Sagitario y Escorpio. Es 4 millones de veces más masivo que nuestro sol.
“¿Qué es más genial que ver el agujero negro en el centro de nuestra propia Vía Láctea?”, dijo la astrónoma de Caltech Katherine Bouman en una conferencia de prensa.
Esta no es la primera imagen de un agujero negro. El mismo grupo publicó la primera en 2019 y era de una galaxia a 53 millones de años luz. El agujero negro de la Vía Láctea está mucho más cerca, a unos 27.000 años luz. Un año luz son 9,5 billones de kilómetros (5,9 trillones de millas).
El proyecto ha costado casi 60 millones de dólares, de los cuales 28 proceden de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos.