Un astrobiólogo israelí ha afirmado que las recientes noticias sobre el posible descubrimiento de signos de vida antigua en Marte son intrigantes, pero que requieren mucha más investigación para confirmarse.
La semana pasada, la NASA reveló que su rover Curiosity de Marte había descubierto muestras de roca “ricas en un tipo de carbono que en la Tierra se asocia con procesos biológicos”.
“En la Tierra, los procesos que producirían la señal de carbono que estamos detectando en Marte son biológicos”, dijo Christopher House, un científico de Penn State que dirigió el estudio de los hallazgos del Curiosity. “Tenemos que entender si la misma explicación funciona para Marte, o si hay otras explicaciones, porque Marte es muy diferente”.
El astrobiólogo israelí Dr. Reut Sorek Abramovich dijo a la Agencia Espacial de Israel tras el descubrimiento que los recientes hallazgos podrían significar un gran avance, pero que es demasiado pronto para sacar conclusiones generales.
“Estos hallazgos son ciertamente interesantes e innovadores, pero si algo nos ha enseñado Marte es que no conviene sacar conclusiones precipitadas”, dijo Sorek Abramovich.
“Se trata de un planeta que nos obliga constantemente a dudar y a encontrar explicaciones físicas a fenómenos que, de haber ocurrido en la Tierra, podrían haberse explicado fácilmente mediante procesos biológicos”, añadió. “Por lo tanto, aunque se trata de hallazgos importantes que pueden indicar la existencia de vida en Marte en el pasado, es importante traer muestras de la zona o, mejor aún, lanzar una misión tripulada que lleve a cabo una investigación completa y exhaustiva sobre el terreno”.
Los científicos coinciden en que se necesitan naves espaciales más potentes -e, idealmente, rocas devueltas a la Tierra desde Marte- para probar si organismos diminutos como las bacterias existieron alguna vez en el Planeta Rojo.
Los científicos llevan buscando moléculas orgánicas en Marte desde los aterrizadores Viking de 1976. Los Vikingos gemelos no encontraron nada.
El Curiosity, que llegó a Marte en 2012 con un taladro y sus propios laboratorios a bordo, confirmó la presencia de sustancias orgánicas en las rocas en 2013, pero las moléculas no eran exactamente las que los científicos esperaban, y han seguido buscando.