El sector activo de la energía nuclear, basado en pequeños reactores, ayudará a evitar futuros conflictos militares derivados de la dependencia de los combustibles fósiles.
Cuando se trata de la destrucción oportuna de los misiles antisatélite para mantener sus escombros en órbita, así como de la eliminación de pequeños fragmentos de desechos espaciales que ya están en órbita, la única tecnología práctica es el láser espacial. ¿La captura? Sólo los reactores nucleares espaciales pequeños pueden proporcionar la energía necesaria para operar estos láseres. Los reactores nucleares terrestres más pequeños son también una respuesta a las crecientes necesidades energéticas sin contaminación atmosférica. En aras de preservar la órbita y la atmósfera de la Tierra, es hora de recurrir a los pequeños reactores nucleares.
Las armas láser experimentales han estado en uso durante décadas, pero en los últimos años las tecnologías y amenazas que las hacen operativas en combate han aumentado significativamente. Por ejemplo, Lockheed Martin financió recientemente un láser móvil para combatir la creciente amenaza que representan los vehículos aéreos no tripulados.
Para la defensa de satélites y misiles, la principal ventaja de los láseres sobre los sistemas cinéticos es que pueden atacar misiles en su fase de impulso vulnerable. El uso de láseres en el espacio mejora esta ventaja porque hay menos atmósfera entre el láser y sus objetivos, lo que aumenta el alcance y la precisión. Los láseres espaciales también pueden ser la mejor manera de combatir nuevas amenazas hipersónicas porque sus haces pueden adaptarse instantáneamente a trayectorias de objetivos que cambian rápidamente.
Los láseres espaciales tienen una serie de aplicaciones comerciales importantes ahora y en un futuro próximo. Pueden proporcionar comunicaciones seguras y de alta velocidad desde el espacio. La NASA demostrará esta capacidad en 2020. Los láseres espaciales también serán más importantes en la distribución de las claves cuánticas necesarias para combatir la amenaza que los ordenadores cuánticos suponen para la seguridad criptográfica tradicional.
A diferencia de los sistemas cinéticos, un solo láser puede destruir múltiples objetivos. Sin embargo, los paneles solares no pueden mantener los láseres de alta potencia funcionando en todo momento. Los pequeños reactores nucleares espaciales resuelven este problema porque proporcionan una reserva de energía casi inagotable de varios megavatios. Los reactores espaciales son también más compactos y robustos que los paneles solares y son capaces de resistir maniobras tácticas rápidas. La NASA también necesita reactores para explorar el espacio profundo y misiones tripuladas a Marte. El principal desafío para aprovechar plenamente los beneficios de los láseres espaciales es la falta de reactores nucleares espaciales, que se debe en gran medida a la estigmatización y a los riesgos políticos que siguen asociados a la energía nuclear en general.
La energía nuclear espacial no es una tecnología extraña. Desde 1961, los Estados Unidos han lanzado al espacio 32 generadores de radioisótopos y un reactor. De 1967 a 1988, la Unión Soviética ordenó 35 reactores espaciales. En la década de 1980, muchos investigadores, entre ellos yo mismo, participamos en el desarrollo de reactores espaciales en el marco de la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE) de Estados Unidos, ya que se consideraba que ésta era la única forma práctica de alimentar los láseres espaciales y otras armas energéticas dirigidas. Incluso tomamos prestado uno de los reactores espaciales de Rusia para estudiarlo y utilizarlo en los mecanismos para aplicaciones SDI.
Las tecnologías de reactores pequeños, como las necesarias para apoyar las armas láser basadas en el espacio, serán fundamentales para que Estados Unidos gane la carrera de exportación de energía nuclear y mantenga su dominio en la ciencia y la tecnología nucleares. Son más fáciles de financiar que los reactores convencionales de gigavatios por valor de miles de millones de dólares. Como fuentes de energía expedicionarias para operaciones militares, los reactores pequeños son menos costosos a largo plazo y pueden salvar vidas al evitar los peligros del transporte de petróleo en el campo de batalla o cerca de él.
La energía nuclear es también la única solución realista al problema de los residuos de dióxido de carbono. Con la excepción de la energía hidroeléctrica, los reactores nucleares tienen las emisiones de gases de efecto invernadero más bajas de todas las tecnologías de generación de energía, incluidas la fotovoltaica y la eólica. Además, los riesgos para la salud y el medio ambiente derivados de los accidentes en reactores extremadamente raros son bajos en comparación con el funcionamiento convencional de las plantas de combustibles fósiles, que emiten miles de millones de toneladas de dióxido de carbono a la biosfera cada año. Los reactores espaciales solo pueden lanzarse “fríos y limpios” y convertirse en radiactivos una vez que hayan entrado en una órbita segura a largo plazo.
El sector activo de la energía nuclear, basado en pequeños reactores, ayudará a evitar futuros conflictos militares derivados de la dependencia de los combustibles fósiles. Los pequeños y micro reactores terrestres también pueden ayudar a descentralizar los mercados de generación de electricidad y a fortalecer la ciberdefensa. Por lo tanto, las recientes inversiones de los sectores público y privado en pequeños proyectos de reactores, como NuScale y eVinci, deberían contribuir tanto a la seguridad nacional como a la economía.
Las aplicaciones civiles de los láseres espaciales y los pequeños reactores serán, por supuesto, muy diferentes de las de sus homólogos militares, pero la física y las tecnologías de apoyo son las mismas. Invertir en una ayudará a la otra. Siguiendo un modelo que ha funcionado tan bien para el GPS e Internet, el Departamento de Defensa debería primero lanzar sistemas operativos tempranos, demostrando su efectividad y seguridad, y luego abrirlos al sector comercial. Estos esfuerzos también reducirán el estigma y el riesgo político de la energía nuclear y ayudarán a iniciar una nueva era de poderosa tecnología espacial.
Vaughn Standley es el Presidente de la Facultad del Departamento de Energía de la Facultad de Información y Ciberespacio de la Universidad de Defensa Nacional. Las opiniones expresadas son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista del Departamento de Defensa o cualquier otra agencia federal.