Los investigadores de la Universidad de Tel Aviv han desarrollado un robot olfativo biomecánico utilizando la antena de la langosta como base, según un artículo publicado en la revista Biosensors and Bioelectronics. Este dispositivo de identificación de olores combina electrónica y tecnología simple de electroantenograma con inteligencia artificial, siendo hasta 10.000 veces más sensible que los dispositivos electrónicos de olfato actuales.
La evolución del olfato en insectos
Los insectos, que han existido durante casi 500 millones de años, han desarrollado habilidades extraordinarias de olfato. Las langostas, por ejemplo, son capaces de identificar una amplia gama de olores. Por ello, los científicos de la Universidad de Tel Aviv han decidido aprovechar la sensibilidad olfativa de este insecto para desarrollar su dispositivo.
Conexión entre el sistema biológico y el artificial
El equipo de investigación conectó la antena de la langosta a un sistema electrónico capaz de recibir y descodificar las señales eléctricas. Así, mediante la tecnología de electroantenograma y un software de análisis de olores, se logró desarrollar un robot olfativo biológico extremadamente sensible.
La enseñanza de la máquina y la creación de una biblioteca de olores
Para enseñar a la máquina, la antena fue expuesta a varios olores, mientras se medía la actividad bioeléctrica que cada olor inducía. A través del aprendizaje automático, se creó una biblioteca de olores, permitiendo al dispositivo distinguir entre al menos ocho olores puros y dos mezclas de distintos odorantes, independientemente de su concentración.
Ampliando el espectro de olores detectables
El sistema actualmente puede identificar ocho olores diferentes, pero esto se debe únicamente al proceso de entrenamiento del robot. Si se invirtiera más tiempo en entrenamiento, el olfateador podría detectar prácticamente cualquier olor deseado.
El bienestar de las langostas y la durabilidad de las antenas
Durante el proceso, se extrae una de las dos antenas del insecto, que puede vivir con una sola antena sin problemas. Para prolongar la funcionalidad de la antena extraída, se ha creado un dispositivo que permite su funcionamiento durante 12 horas, aunque se podrían desarrollar métodos adicionales para alargar su vida útil si fuera necesario.
Futuras aplicaciones del robot olfativo
Además de la detección de contrabando en aeropuertos, la tecnología de identificación de olores tiene aplicaciones en áreas como la detección de explosivos, enfermedades como el cáncer y más. Los investigadores planean dotar al robot olfativo de capacidad de navegación para acercarse a las fuentes de olor.
Colaboración entre la naturaleza y la tecnología
Aunque es pronto para hablar de comercialización, los investigadores ya están en conversaciones con entidades gubernamentales y comerciales. “La naturaleza está mucho más avanzada que nosotros, así que deberíamos utilizarla”, afirman. Este principio podría aplicarse también a otros sentidos, como la vista y el tacto, lo que permitiría el desarrollo de dispositivos aún más avanzados y eficientes.
Tecnología biomimética: uniendo fuerzas con el reino animal
La creación de este robot olfativo biológico es un ejemplo de cómo la tecnología biomimética puede ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida y a enfrentarnos a desafíos que la tecnología artificial por sí sola no puede resolver. Algunos animales tienen habilidades sorprendentes para detectar drogas, explosivos e incluso enfermedades, por lo que trabajar en conjunto con la naturaleza y aprender de sus mecanismos puede abrir un mundo de posibilidades.
De aeropuertos a medicina: el potencial de los robots olfativos
En el futuro, estos robots olfativos podrían ser empleados en diversos ámbitos, no solo en aeropuertos, sino también en hospitales y centros de investigación. Un robot capaz de identificar olores de enfermedades específicas podría ser de gran utilidad para el diagnóstico temprano y la prevención de enfermedades graves, como el cáncer. Además, podría utilizarse en la industria alimentaria para detectar la calidad y la frescura de los productos, mejorando así la seguridad alimentaria.
El futuro de la tecnología bío-inspirada
El robot olfativo basado en la antena de langosta desarrollado por los científicos de la Universidad de Tel Aviv es solo el comienzo de un futuro en el que la tecnología bío-inspirada juegue un papel fundamental en la innovación. Al combinar lo mejor de la naturaleza y la ciencia, podemos avanzar hacia un mundo donde la detección y prevención de amenazas y enfermedades sea más eficiente, rápida y precisa.
Un paso adelante en la colaboración entre humanos y naturaleza
Este proyecto pone de manifiesto la importancia de la colaboración entre la ciencia y la naturaleza, y demuestra cómo la fusión de la biología y la tecnología puede llevarnos a soluciones innovadoras y sorprendentes.
A medida que avanzamos hacia un futuro más sostenible y en armonía con nuestro entorno, la unión de fuerzas con el reino animal y la adaptación de sus mecanismos y habilidades a nuestras necesidades nos permitirá enfrentarnos a los desafíos actuales y futuros de manera más efectiva y respetuosa con el medio ambiente.