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Portada » Ciencia y Tecnología » Biofumigación israelí controla patógenos agrícolas sosteniblemente

Biofumigación israelí controla patógenos agrícolas sosteniblemente

por Hadar Malka
10 de mayo de 2025
en Ciencia y Tecnología

Israel lidera la biofumigación con residuos vegetales ricos en glucosinolatos, suprimiendo patógenos del suelo y mejorando su biodiversidad.

Avances israelíes en biofumigación para suelos agrícolas

Israel implementa la biofumigación como método sostenible para controlar patógenos agrícolas. Investigadores del Instituto Volcani y la Universidad Hebrea de Jerusalén desarrollaron técnicas que utilizan residuos vegetales, principalmente de cultivos de la familia Brassicaceae, ricos en glucosinolatos. Estos compuestos, al degradarse en el suelo, liberan sustancias volátiles como isotiocianatos, que suprimen hongos, nematodos y malezas. En 2024, ensayos en el Néguev demostraron una reducción del 70% en poblaciones de Fusarium en cultivos de tomate.

La biofumigación reemplaza fumigantes químicos como el bromuro de metilo, prohibido por su impacto ambiental. En Arava, agricultores aplicaron residuos de mostaza blanca (Sinapis alba) en suelos arenosos, logrando un control efectivo de Meloidogyne incognita, un nematodo que afecta hortalizas. El proceso incorpora material vegetal fresco, triturado y mezclado con el suelo, cubierto con plástico para retener gases biocidas. Este método mejora la estructura del suelo y aumenta la materia orgánica en un 1.5% tras un ciclo.

El Ministerio de Agricultura de Israel financia proyectos para escalar la biofumigación en cultivos de alto valor como pimientos y fresas. En 2023, el Centro de Investigación Agrícola de Gilat reportó que la técnica incrementó el rendimiento de pimientos en un 15% en invernaderos. La biofumigación también reduce la dependencia de agroquímicos, alineándose con los estándares de agricultura ecológica de la Unión Europea.

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Investigaciones recientes combinan biofumigación con biosolarización, integrando calor solar para potenciar el efecto biocida. En Kibbutz Ein Yahav, esta combinación eliminó el 85% de Rhizoctonia solani en suelos de pepino, según un estudio de 2024 publicado en Phytopathology. Los agricultores locales adoptaron la técnica por su bajo costo, utilizando residuos de cultivos previos.

Datos clave sobre biofumigación en Israel

  • Reducción de patógenos: Ensayos en Néguev lograron un 70% menos de Fusarium en tomates.
  • Materiales usados: Mostaza blanca y brócoli, ricos en glucosinolatos, son los más efectivos.
  • Impacto en suelos: Aumenta la materia orgánica en 1.5% por ciclo de aplicación.
  • Rendimiento: Pimientos en Gilat incrementaron su producción en un 15% en 2023.
  • Biosolarización: Combinada con biofumigación, elimina el 85% de Rhizoctonia en pepinos.

Desarrollo y aplicaciones prácticas en Israel

El Instituto Volcani lidera la investigación en biofumigación desde 2015, enfocándose en cultivos hortícolas. En Bet She’an, ensayos con residuos de colza (Brassica napus) controlaron el 65% de Verticillium dahliae en berenjenas. Los agricultores trituran el material vegetal a 2-5 kg/m², lo incorporan al suelo y lo cubren durante 3-4 semanas. Este proceso genera condiciones de anoxia que potencian la acción de los compuestos volátiles.

En 2022, el Consejo Regional de Tamar implementó biofumigación en 200 hectáreas de cultivos de melón, reduciendo la incidencia de Phytophthora en un 60%. La técnica utiliza residuos locales, minimizando costos de transporte. Además, promueve la biodiversidad del suelo al incrementar poblaciones de microorganismos benéficos, como actinomicetos, según un estudio de la Universidad Ben-Gurión.

La biofumigación se adapta a las condiciones áridas de Israel. En Moshav Paran, agricultores aplicaron residuos de rábano forrajero, logrando un control del 75% de Pythium en zanahorias. El método requiere suelos húmedos para activar la descomposición, un desafío en regiones desérticas que se resuelve con riego por goteo, tecnología en la que Israel es líder.

El Gobierno de Israel promueve la biofumigación mediante subsidios a agricultores que adoptan prácticas sostenibles. En 2024, el Ministerio de Medio Ambiente reportó que el 30% de los invernaderos en Gush Katif utilizan esta técnica, reduciendo el uso de pesticidas en un 40%.

Contexto global y aportes de Israel

La biofumigación surge como alternativa global tras la prohibición del bromuro de metilo en 2005 bajo el Protocolo de Montreal. Israel adapta esta técnica a su agricultura intensiva, exportando conocimientos a países como Chile y España. En 2023, el Instituto Volcani colaboró con la Universidad de Almería en ensayos que combinaron biofumigación con compost, logrando un control del 80% de Sclerotinia en fresas.

En África, Israel capacita a agricultores de Kenia y Uganda en biofumigación para cultivos de exportación. En 2024, un programa de MASHAV, la agencia de cooperación internacional de Israel, implementó la técnica en 50 comunidades kenianas, aumentando la producción de hortalizas en un 20%. Los residuos de mostaza y colza son accesibles en estas regiones, facilitando su adopción.

La investigación israelí también explora nuevos materiales biofumigantes. En Rehovot, científicos prueban residuos de Eruca sativa (rúcula), que contienen altos niveles de glucosinolatos. Ensayos preliminares de 2025 indican un control del 70% de Botrytis cinerea en uvas. Este avance podría expandir la biofumigación a cultivos frutales.

La técnica enfrenta retos, como la disponibilidad de residuos vegetales en regiones no agrícolas. Israel aborda esto mediante cultivos de cobertura, como mostaza, sembrados específicamente para biofumigación. En Galilea, esta práctica aumentó la fertilidad del suelo en un 2% en dos años, según datos del Ministerio de Agricultura.

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