Una nueva investigación establece un vínculo concluyente entre la enfermedad de Parkinson y el deterioro de una subpoblación de neuronas que se encuentran dentro de la sustancia negra, una región del cerebro vinculada al control motor y al funcionamiento ejecutivo.
Los científicos saben desde hace tiempo que el Parkinson -una enfermedad neurodegenerativa y progresiva que actualmente afecta a cerca de un millón de personas en los Estados Unidos- está asociado con la muerte de las neuronas que producen dopamina en la sustancia negra, pero múltiples estudios que se remontan a décadas atrás han demostrado que ciertas neuronas en el área sobreviven hasta las etapas posteriores de la enfermedad. En un artículo publicado ayer (5 de mayo) en Nature Neuroscience, científicos del Instituto Broad del MIT y de Harvard revelan por qué es así: hay diez tipos diferentes de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra, y sólo una está relacionada con el Parkinson.
“Esto parecía una oportunidad para… aclarar realmente qué tipos de células están muriendo realmente en la enfermedad de Parkinson”, dice a Science News el coautor del estudio, Evan Macosko, psiquiatra y neurocientífico del Instituto Broad.
En el estudio, los científicos compararon la diversidad neuronal en dos grupos de personas que habían donado sus cerebros a la ciencia: ocho que no tenían Parkinson y diez que sí. Utilizando una técnica llamada secuenciación de ARN de una sola célula, que puede analizar la actividad de expresión genética de las células individuales dentro de una muestra de tejido, el equipo identificó los diez tipos de neuronas -cada una de las cuales producía dopamina pero tenía diferentes perfiles de expresión genética- en ambas poblaciones y encontró que había menos de un solo tipo dentro de los cerebros del grupo con Parkinson. Esto, según informa New Scientist, sugiere que sólo ese tipo de neuronas murió mientras los pacientes de Parkinson estaban vivos, y es probable que esté relacionado con los síntomas de la enfermedad.
Esa especificidad es “la fuerza del trabajo”, dice a New Scientist el neurocientífico de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, Raj Awatramani, quien no trabajó en el estudio. Añade que la investigación “va al fondo de la cuestión”.
Los autores del estudio dicen a Science News que esperan replicar el trabajo con un mayor número de cerebros de donantes para poder validar sus hallazgos y quizás identificar otros mecanismos de la enfermedad. Mientras tanto, dicen que sus hallazgos podrían conducir al desarrollo de nuevos tratamientos para el Parkinson que se dirijan específicamente a las células afectadas o las reemplacen. Macosko dice que los investigadores de células madre ya se han puesto en contacto con ellos, ofreciéndoles encontrar formas de generar las neuronas afectadas por el Parkinson.
“Si un subtipo en particular es más vulnerable en la enfermedad de Parkinson, tal vez sea ese el que debamos tratar de reemplazar”.