Un grupo humanitario israelí usa un chatbot en WhatsApp para asistir a sobrevivientes de agresiones sexuales en Sudán del Sur, pese a obstáculos tecnológicos y sociales.
Supervivientes enfrentan barreras para recibir atención médica
Una mujer de 28 años sufrió una agresión sexual tras ser atacada por hombres armados mientras recogía leña. Buscó ayuda médica sin éxito, ya que encontró clínicas cerradas o fue rechazada por falta de recursos para pagar un hospital.
Cinco meses después, en un campo de desplazados en Yuba, aún sufría las consecuencias del ataque: “Sentí que nadie me escuchaba… y ahora estoy embarazada”, relató.
Las agresiones sexuales representan un peligro constante para las mujeres en Sudán del Sur. A pesar de ello, muchas víctimas no logran acceder a servicios médicos o apoyo psicológico debido a la escasez de recursos y la falta de asistencia oportuna.
Los desplazamientos forzados han agravado la vulnerabilidad de las mujeres. La falta de servicios esenciales en los campamentos y la disminución de la ayuda internacional han dejado a muchas sin alternativas.
Grupo israelí implementa chatbot para mejorar asistencia
Desde hace cinco meses, la organización IsraAID, con sede en Israel, ha implementado un chatbot en WhatsApp en Sudán del Sur. La herramienta guía al personal para realizar preguntas a las víctimas, permitiéndoles compartir sus experiencias de forma anónima.
La información recopilada se almacena en el teléfono del trabajador social mientras conversa con la víctima, y el bot envía alertas inmediatas para que un especialista intervenga en cuestión de horas.
Según Rodah Nyaduel, psicóloga de IsraAID, el sistema evita la pérdida de información, un problema común con los registros en papel. “El chatbot garantiza que los casos sean reportados sin demoras”, afirmó.
Datos clave sobre el chatbot de IsraAID en Sudán del Sur
- El chatbot en WhatsApp permite a las víctimas compartir información anónimamente.
- IsraAID encripta y anonimiza los datos para proteger la privacidad.
- En los primeros tres meses, el chatbot ayudó a reportar 135 casos.
- Las alertas automatizadas permiten que los trabajadores sociales respondan en pocas horas.
- El sistema reduce la dependencia de registros en papel, evitando pérdidas de información.
Preocupaciones sobre privacidad y acceso tecnológico
Expertos en tecnología advierten sobre la importancia de garantizar la seguridad de los datos recopilados. Gerardo Rodríguez Phillip, consultor en inteligencia artificial, planteó preguntas sobre el manejo de la información: “¿Será compartida con las fuerzas del orden? ¿Podría cruzar fronteras? Las organizaciones deben demostrar cómo resguardan estos datos”.
IsraAID aseguró que toda la información está encriptada, anonimizada y eliminada automáticamente de los dispositivos del personal para evitar filtraciones.
A pesar del potencial del chatbot, el acceso a la tecnología es un desafío en Sudán del Sur. GSMA informó que menos del 25% de la población tiene conexión móvil, lo que limita el alcance de la herramienta.
Además, la tasa de analfabetismo es alta, lo que podría dificultar el uso de plataformas digitales. Kirsten Pontalti, de la Fundación Proteknon, subrayó la necesidad de considerar estos factores antes de depender de soluciones tecnológicas.
Falta de recursos agrava la crisis humanitaria
La crisis en Sudán del Sur se ha visto agravada por la disminución de la ayuda internacional. Un reciente decreto del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, que congeló fondos de USAID por 90 días, obligó a varias organizaciones a reducir o suspender servicios.
El cierre de programas de apoyo psicológico ha dejado a muchas mujeres sin asistencia. En los campos de desplazados, la falta de recursos médicos impide a las víctimas recibir tratamiento oportuno tras una agresión.
El estigma social en torno a la violencia sexual también dificulta la búsqueda de ayuda. Muchas mujeres temen denunciar por represalias o desconfianza en las organizaciones.
Para quienes han sufrido agresiones, el apoyo comunitario es fundamental. Un hombre de 45 años relató que tardó años en pedir ayuda tras ser abusado por su esposa. Finalmente, se sintió seguro para hablar tras la visita de trabajadores humanitarios en su comunidad.
“Las organizaciones deben involucrarse más con la comunidad”, expresó. “Si no hubieran venido, yo no habría pedido ayuda”.