Científicos de la Universidad de Cambridge han descubierto un método para calcular la cantidad de agua que un planeta rocoso puede albergar en sus reservas subterráneas. Esta agua está atrapada en el mineral bajo la superficie del planeta y podría ayudar potencialmente a la recuperación del planeta desde su formación original.
La investigación, publicada en la revista Avisos mensuales de la Real Sociedad Astronómica, ha revelado que el agua subterránea podría ser un medio práctico de rellenar la superficie de agua de un planeta después de que su estrella anfitriona haya envejecido y se haya vuelto menos brillante. Esta agua probablemente se habría originado a partir de la actividad volcánica y se habría evaporado gradualmente en la atmósfera, junto con otros compuestos vitales.
Los científicos crearon una herramienta para calcular
Los científicos crearon una herramienta que permite determinar qué proporción de un planeta está formada por minerales que contienen agua. Estos minerales absorben agua como una esponja y la liberan más tarde, lo que puede volver a llenar los océanos. Este hallazgo podría aportar información sobre cómo los planetas se vuelven habitables tras sufrir calor y radiación extremos durante sus etapas iniciales.
Los científicos creen que los planetas que giran alrededor de estrellas enanas rojas de tipo M, que son las estrellas más abundantes de la Vía Láctea, se encuentran entre los lugares más prometedores para buscar vida extraterrestre. Sin embargo, durante sus años de adolescencia, estas estrellas pueden emitir potentes oleadas de radiación que eliminan el agua de la superficie de los planetas cercanos.
“Queríamos investigar si estos planetas, después de una educación tan tumultuosa, podrían rehabilitarse y llegar a albergar agua superficial”, explica Claire Guimond, estudiante de doctorado en el Departamento de Ciencias de la Tierra de Cambridge y autora principal del estudio.
“El modelo nos da un límite superior de la cantidad de agua que podría albergar un planeta en profundidad, basándose en estos minerales y en su capacidad para acoger agua en su estructura”, añadió.
Los investigadores descubrieron que el tamaño del planeta sí importa a la hora de determinar la cantidad de agua que puede contener.
El agua de un planeta se almacena principalmente en una capa llamada manto superior que se encuentra bajo la corteza. Esta capa tiene la presión y la temperatura perfectas para crear minerales verde-azulados como la wadsleyita y la ringwoodita, que pueden contener agua. Los volcanes también pueden alcanzar esta capa y devolver el agua a la superficie durante las erupciones.
Según investigaciones recientes, los planetas dos o tres veces más grandes que la Tierra suelen tener mantos rocosos secos. Esto se debe a que el manto superior, rico en agua, representa una proporción menor de su masa total.
“Esto podría ayudar a refinar nuestra selección de qué planetas estudiar primero”, Oliver Shorttle, afiliado conjunto del Departamento de Ciencias de la Tierra y el Instituto de Astronomía de Cambridge. “Cuando buscamos planetas que puedan retener mejor el agua, probablemente no queremos uno significativamente más masivo o salvajemente más pequeño que la Tierra”.
Estos hallazgos podrían ayudarnos a comprender cómo los planetas, como Venus, pueden pasar de entornos desolados y sin vida a mundos azules y vibrantes como la Tierra. Venus tiene un tamaño y una composición similares a los de la Tierra, pero la temperatura de su superficie alcanza los 400 ºC y su atmósfera está llena de dióxido de carbono y nitrógeno. Los científicos aún no están seguros de si alguna vez existió agua líquida en la superficie de Venus hace cuatro mil millones de años.
“Si ese es el caso, entonces Venus debe haber encontrado una manera de enfriarse y recuperar el agua superficial después de nacer alrededor de un sol ardiente”, dijo Shorttle. “Es posible que para ello recurriera a su agua interior”.